Se relata en los anales de Clairvaux que San Bernardo preguntó a Nuestro Señor cuál era su mayor sufrimiento no registrado y Nuestro Señor respondió: "Tuve una herida grave en mi hombro mientras llevaba Mi Cruz por el Camino de las Angustias, la cual fue más dolorosa que las otras y que no ha sido registrada por los hombres. Honra esta Herida con tu devoción y te concederé todo lo que pidas mediante su virtud y mérito. Y en cuanto a todos aquellos que veneren esta Herida, les remitiré todos sus pecados veniales y ya no recordaré sus pecados mortales."

Esta revelación y promesa de Nuestro Querido Salvador es otra prueba de Su misericordia ilimitada hacia nosotros. Nos invita a rezar esta oración diariamente y a propagarla continuamente, para que otros puedan compartir en esta bendición.

La Oración

¡Oh Jesús amantísimo, Cordero manso de Dios, yo, miserable pecador, te saludo y adoro la Santísima Herida de tu hombro, en el cual llevaste la Pesada Cruz, que desgarró tu carne y dejó al descubierto tus huesos, infligiéndote un dolor mayor que todas las otras heridas de Tu Santísimo Cuerpo.

Te adoro, ¡oh Jesús más afligido!; te alabo, te glorifico, te doy gracias por esta santísima y dolorosísima Herida, te suplico por ese inmenso dolor y por la abrumadora carga de tu Pesada cruz, ten misericordia de mí, pecador, perdona todos mis pecados mortales e veniales, y llévame al Cielo por el camino de Tu Cruz. Amén.

Promesas de Nuestro Señor

Revelado a la estigmatizada francesa Marie-Julie Jahenny

Jesús: “¡Oh! Considera cómo sufrí esta Herida tan profunda y poco conocida. Deseo que los fieles pongan sus labios sobre Mi Herida, para que el aliento (suspiros) de sus corazones suavice mi Herida.” (29 de marzo de 1878)

Nuestro Señor mostró a Marie-Julie esta Herida y le reveló su profundidad:

Jesús: “El dolor es incomprensible en los corazones de Mis hijos!!! Cómo esta devoción Me complace y consuela, cuántas veces han subido a Mi Corazón las oraciones de estas Llagas y han abierto la salvación de almas entregadas al Infierno.” (17 de mayo de 1878)

Nuestro Señor reveló a Marie-Julie promesas adicionales que serían concedidas a aquellos que veneren Su Llaga del Hombro y propaguen la devoción:

① “Bendeciré todas las almas que propagen esta devoción: les concedo abundantes gracias.” (29 de marzo de 1878)

② “Oh almas que Me amáis, que propagáis esta devoción, os tomo bajo Mi protección, os guardo bajo el manto de Mi afecto.” (29 de marzo de 1878)

③ “Dispersaré la oscuridad que vendrá a sus corazones.” (28 de diciembre de 1877)

④ “Las consolaré en sus dolores.” “Vendré en medio de sus mayores aflicciones, para iluminarlas y confortarlas.” (8 de febrero de 1878)

⑤ “Vendré a bendecirlas en sus emprendimientos.” (29 de marzo de 1878)

⑥ “Les daré un tierno amor por la Cruz. Vendré a asistirlas en el momento de la muerte con esta cruz y las introduciré en Mi Reino Celestial.” (12 de abril de 1878)

⑦ “Endulzaré su agonía.” (28 de diciembre de 1877) “Vendré a la hora de la muerte. Los consolaré en su paso.” (8 de febrero de 1878) “Especialmente a la hora de la muerte, vendré para darles un dulce momento de calma y tranquilidad. Les diré: ‘Oh buena alma santa, que has extendido esta devoción que yo tenía tan en el corazón que se hiciera conocida, ven a recibir la recompensa de tus trabajos, el fruto de las bendiciones.’” (29 de marzo de 1878)

⑧ “Los protegeré, los asistiré, consolaré a todas las almas que buscan propagar esta Sagrada Herida. En el momento de la muerte, consolaré a las almas que me han compensado con su devoción y compasión por la herida tan profunda y dolorosa. Vendré para fortalecerlos en sus últimos miedos. Vendré y prepararé su paso: Gracias, vosotros que me habéis compensado por Mis Dolores.” (17 de mayo de 1878)

⑨ “Mirad,” dijo Jesús, señalando Su Herida con extrema ternura, “todos Mis hijos que han reconocido esta herida, la han venerado, han orado a ella, tendrán en el Último Día una gran y generosa recompensa. No solo lo muestro, lo pronuncio. Mi Palabra es Divina.” (mayo de 1878)

Meditaciones sobre la Santa Herida en Su Hombro

Meditaciones que podríamos reflexionar mientras veneramos la Santa Herida en Su Hombro

① La infinita generosidad de Nuestro Señor Jesucristo por haber tomado voluntariamente sobre Sí nuestras iniquidades. (29 de marzo de 1878)

② Su inmensa bondad al prometer llevar nuestros ingratos pecados en el camino a Calvary. (28 de diciembre de 1878) Estaba abrumado, incluso hasta sucumbir ante las dolorosas caídas en el Vía Crucis. (8 de febrero de 1878)

③ Marie-Julie: “Señor, son nuestros pecados los que llevas en este hombro ensangrentado y magullado. Son nuestros pecados los que te hacen sufrir grandes dolores incomprensibles tan vastos como el mar. Son nuestros pecados los que desgarraron tu Sagrada Carne, volviendo la Cruz carmesí.”

④ La infinita ternura con la cual nuestro Señor Jesucristo sufrió esta cruel herida, que muestra cuán pesadas son nuestras iniquidades. Compadece este inmenso dolor, tan poco conocido en la tierra. (28 de diciembre de 1877)

⑤ Nuestro Señor nos invita a contemplar la herida tan profunda y dolorosa, en la cual todos hemos participado. Pide arrepentimiento y lágrimas, gratitud y amor. (8 de febrero de 1878) Es allí donde se ahogaron nuestros pecados.

Marie-Julie:

“Cuando veo la sangre que baña la Cruz, cuando la veo clavada en esta herida, ¡ay! Enorme peso de la Cruz, cómo haces sufrir a nuestro Redentor. Todavía puedo ver la Sangre de mi Divino Rey, marcada sobre las losas de Jerusalén. ¿Quién se atrevería a quejarse después de un amor así de Jesús crucificado!” (17 de mayo de 1878)

Fuentes:

➥ TheSacredHeart.com

➥ CathInfo.com