Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
sábado, 13 de agosto de 2016
Mensaje de María Santísima

(María Santísima): Mis queridos y amados hijos, hoy me alegro de veros de nuevo aquí, a mis pies. Hoy es día 13, es la clausura de Mi Trigésima, es también el día en que recordáis Mis apariciones en Fátima y en Montichiari, es también la Fiesta de Mi Santo Nombre.
Por eso vengo hoy del cielo para deciros: Yo soy la Señora del Rosario, Yo soy la Rosa Mística, Yo soy la Reina y Mensajera de la Paz.
Mi Nombre es para todos vosotros un signo seguro de protección, de gracia y de salvación. Todo hijo mío que invoque mi nombre, rezando con amor el Ave María en honor de mi Corazón Inmaculado, recibirá grandes gracias de Dios.
Cada vez que mi hijo Jesús os oye rezar al Ave María y bendecir y alabar mi nombre, se regocija en el cielo y derrama grandes gracias y bendiciones no sólo sobre vosotros que me alabáis, sino sobre toda la tierra.
Por eso, hijos míos, os invito a alabar y bendecir Mi Nombre muchas, muchas veces cada día, rezando Mi Rosario, rezando el Ave María con amor. Porque así Mi Hijo Jesús derramará sobre toda la tierra un diluvio de Sus Gracias y de Su Misericordia. Sobre todo, transformando tantos corazones áridos, duros, fríos, secos, convertidos en desiertos sin amor y llenos de odio en jardines, en Mis rosarios, llenos de verdadero amor y ardiendo con el Señor.
Basta pronunciar Mi Nombre una sola vez, para que muchos demonios vuelvan a caer en los abismos paralizados del infierno y permanezcan allí muchas, muchas horas sin poder moverse ni salir ni probar a Mis hijos. Así, hijos Míos, cuando recéis Mi Rosario, multitudes y multitudes enteras de demonios, como granizadas, volverán a caer paralizados en el infierno y no podrán salir de allí durante muchas horas para volver a probar a las almas.
Oh, qué maravilloso sería si hubiera algún lugar sobre la faz de la tierra donde se rezara Mi Rosario todo el tiempo, ¡un Rosario perenne! Los demonios no podrían atacar tanto a Mis hijos, ni a las familias, ni a las naciones. No podría provocar tantas guerras, no podría provocar tantas tragedias que tienen como origen al padre del mal. No podría haber arrastrado a tantas almas y seducirlas hacia el camino de la muerte y de la perdición.
Oh hijos míos, ¡cómo falta el Santo Rosario! Cuánto falta un lugar donde mi Rosario fuera rezado sin cesar por la humanidad que tanto necesita de este remedio divino, que mi propio hijo Jesús dio conmigo a mi Santo Siervo Domingo de Gusmão.
Si Mi Rosario fuera rezado por todos, el poder del infierno sería completamente destruido y ya no podría dañar a Mis hijos, ni siquiera destruir la paz en la tierra.
Rezad, rezad pues Mi Rosario, hijos Míos, porque en él está el poder de Mi Santísimo Nombre, que en sí mismo es terror de los demonios, es fracaso para el infierno, es salvación y bendición para Mis hijos, es paz para la tierra y es concordia para todo el universo.
Mi Nombre basta para transformar a un pecador en santo y para justificarlo. Aunque el alma esté más negra de pecado que la noche misma, aunque haya cometido los peores pecados. Si reza Mi Rosario alabando y bendiciendo Mi Nombre una sola vez en la vida con verdadero amor, prometo dar a esta alma todas las gracias para que se convierta, se arrepienta, haga penitencia, se purifique y se santifique para el Cielo, prometo la salvación.
Mi Corazón ama tanto a Mis hijos que no se cansa de buscar la manera de ayudarles, de beneficiarles y de salvarles. Soy la Madre que lo hace todo, todo por la felicidad de Sus hijos.
Por eso prometo a todo el que también invoque Mi Nombre cada día y durante todo el día rezando así: 'María, Madre de Dios y Madre Mía, te amo, pero haz que te ame cada vez más.
Quien Me invoque y alabe Mi Nombre rezando todo el día este breve acto de amor incesante hacia Mí, recibirá de Mi Nombre grandes gracias, grandes bendiciones. Los demonios huirán de esta persona y no podrán tocarla, porque cubriré a estos hijos Míos con Mi Manto de Amor.
Yo soy la Señora del Rosario que vine a Jacareí, aquí, para pedir a todos Mis hijos que recen el Rosario, que es el arma más poderosa que Mi Hijo dejó en el mundo para la salvación de todos vosotros.
Rezad Mi Rosario alabando y bendiciendo Mi Nombre 150 veces y os prometo que en la Fiesta de Mi Santísimo Nombre, todos los años, el 13 de Agosto, derramaré sobre estos hijos Míos 13 mil bendiciones.
Sí, sí, hijos Míos, quiero que Mi Rosario sea más conocido y amado, más rezado y propagado porque en él está el Secreto de la destrucción final del infierno y de todas sus obras.
Estoy muy contento con vuestras oraciones y deseo que sigáis rezando todo lo que os he pedido, porque el poder de Satanás sobre vosotros ya ha empezado a debilitarse. Y ahora, al continuar rezando mis oraciones, mi Rosario, su poder será completamente destruido en vosotros y en vuestras familias. Y el mundo empezará por fin a ver brillar la luz de la Esperanza, de la Misericordia y de la salvación que culminará con el Triunfo de mi Corazón Inmaculado.
Aquí, donde Mi Nombre fue glorificado por Mi pequeño hijo Marcos como nunca antes en toda la historia de la humanidad, por los Rosarios Meditados que hizo por Mí y para Mí, para que Mis hijos alabaran y bendijeran Mi Nombre 150 veces al día a millares, repartidos por todo el mundo.
Aquí donde Mi Nombre siempre ha sido honrado, con este día especial. Aquí donde Mi Nombre y Mis Glorias son proclamados a todos Mis hijos sin temor y donde siempre he encontrado todo Mi consuelo, toda Mi alegría, todo Mi gozo. Aquí seguiré haciendo verdaderamente Mis maravillas y también seguiré haciendo las mismas amorosas maravillas de Mi Corazón a Mi querida ciudad de Ibitira. Donde estará esta Mi venerable imagen que está aquí y que Mi hijo Marcos hizo con tanto amor para su padre espiritual Carlos Tadeo y para mi amado hijo.
Verdaderamente en esta Imagen derramaré Mis gracias, Mis bendiciones, Mis hijos Me sentirán presente donde quiera que Ella esté, recibirán gracias y bendiciones con sólo mirarla. A través de esta imagen oirán sus gritos, sus súplicas, daré medicina y alivio para sus dolores, concederé muchas gracias para el cuerpo y muchas más para el alma y dondequiera que esté esta imagen mía, todos mis mil ángeles custodios descenderán del cielo junto con Bernadette, Luzia y Gerardo, Judas Tadeo y Alfonso y muchos Santos para derramar muchas gracias sobre todos mis hijos.
Sí, quien esté ante esta Imagen recibirá muchas gracias y la casa que reciba esta venerable Imagen mía no será golpeada por los rayos de la ira de Dios cuando suene la hora del Castigo y de la Justicia inexorable para esta humanidad criminal.
Sí, para esa querida ciudad de Ibitira a través de esta Imagen daré muchas gracias y prometo que será muy, muy librada cuando los grandes castigos vengan sobre el mundo. Y sobre este mi amadísimo y queridísimo hijo Carlos Tadeo que tanto agrada a mi Corazón Inmaculado, que tanto encantó a mi Corazón con su fe, amor, obediencia, fidelidad, servicio. Con su esperanza, perseverancia, fortaleza y templanza.
A este hijo Mío, a través de esta Imagen le daré muchas gracias, le daré también signos, le daré muchas bendiciones, haré maravillas. Y aquí, bajo este Mi Manto Azul, estará siempre custodiado, protegido y amado por Mí.
Hijo mío, mi predilecto, Carlos Tadeo, llévame, llévame con mis hijos, llévame para que me conozcan, para que me amen, para que reciban mi gracia, mi Llama de Amor.
Llévame porque eres como un nuevo Juan, que me acompaña, que me lleva a Mis hijos, que me guarda, que cuida de Mí, que cuida de Mis Mensajes, que cuida de Mis cosas, que cuida también de Mi vida que son Mis hijos, a los que quiero salvar. Estas Mis ovejitas que estaban perdidas como ovejas sin pastor y que te di para que Me guardaras y cuidaras.
Llévame a Mi nuevo Juan, Mi nuevo Juan que me dará a conocer y me hará amar por tantos hijos Míos, que sin ti, sin tu trabajo, sin tu divulgación, sin tu sacrificio, tu esfuerzo generoso morirían sin conocerme y se perderían para siempre.
Hijo, ve porque Mis mil Ángeles Custodios irán contigo, los Santos del Cielo irán contigo, y junto a ti Yo y espiritualmente el hijo que te di, Mi hijo más amado, querido y obediente. Aquel que incluso en medio de tantos sufrimientos y dificultades, pobreza y pruebas perseveró en Mi servicio. Y por ello, tiene todo el amor de mi Corazón, todo el placer de mi Corazón.
Tú, como él, eres mi Juan, que siempre estará conmigo, y así como Juan estuvo inseparablemente unido a mí en la tierra y luego permaneció en el cielo junto a mí, en mi trono. Así también, tú estarás inseparablemente unido a Mí en la Tierra, e inseparablemente unido a Mí en el Cielo junto a mi trono, para reinar conmigo, para gobernar el Cielo y la Tierra en el Reino de mi Corazón, en el Reino de mi Hijo que vendrá.
Hijo, Yo estoy contigo, y no temas, porque Yo soy tu Madre y Mis ojos siempre velan por ti.
A todos os bendigo ahora con todo el amor de mi Corazón, de Fátima, de Montichiari y de Jacareí».
(Santa Filomena): «Queridos hermanos Míos, Yo, Filomena, me alegro de nuevo de estar aquí entre vosotros después de tantos años que di Mi primer Mensaje.
Soy una Llama incesante de Amor a Dios y a la Madre de Dios en el Cielo y he venido hoy para pediros que seáis precisamente eso: llamas incesantes de amor a Dios y a Ella.
Sed llamas incesantes de amor por ella rezando cada día su Rosario con todo el amor de vuestro corazón, con toda vuestra fidelidad y perseverancia.
Cuando yo vivía en la tierra, el Santo Rosario no existía, aún no había sido dado a la humanidad a través de Santo Domingo. Pero conocía el Ave María, el Saludo Angélico, ¡como lo rezaba!
En el momento de mi martirio más cruel recé sin cesar el Ave María a mi Madre celestial, y su nombre me dio fuerzas para soportar todo el martirio, ser arrojado al río Tíber, ser decapitado, ser flagelado, sufrir dolores crueles, hambre, prisión, cadenas y maltratos.
El Nombre de María fue Mi fuerza, los Ángeles que Me visitaron y Me curaron llevaban en sus vestiduras el Nombre de María a quien tanto amé. Y este Nombre Me dio mucha fuerza para resistir los crueles tormentos que tuve que sufrir hasta Mi muerte.
Por eso también Mi cuerpo fue descubierto en agosto, muy cerca de la Natividad de la Virgen María y de la verdadera Fiesta de Su Nombre, porque Yo amaba mucho el Nombre de Mi Madre del Cielo y ese Nombre era verdaderamente Mi luz, Mi riqueza, Mi fuerza.
Y si rezáis el Rosario con amor cada día, ese Nombre también os dará fuerza para superar todos los sufrimientos, todas las pruebas de la vida, todos los dolores, todas las persecuciones, todas las adversidades. Y rezando este Nombre con Amor muchas gracias os serán derramadas incluso por Mí, que estoy indisolublemente unido a la Devoción del Nombre de María por Voluntad y obra de Dios Mismo.
Sed Llamas incesantes de Amor de Nuestra Madre Celestial, abriendo, expandiendo cada vez más vuestros corazones para fervientes oraciones, meditaciones, cantos, para muchas plegarias y súplicas para muchos actos incesantes de amor. Para que vuestros corazones reciban verdaderamente la Llama de Amor de Ella en plenitud, que ya debería haber transformado toda la faz de la tierra en Su Reino de Amor si no fuera por la culpa de los hombres, el retraso de los hombres, la dureza de corazón de los hombres que no quisieron recibir esta Llama de Amor que Ella ofrece incesantemente aquí desde hace 25 años.
Por eso, a partir de vosotros, Mis hermanos, debe comenzar verdaderamente esta expansión, esta explosión y triunfo de la Llama de Amor de Nuestra Madre en el Cielo. Por tanto, abridle vuestros corazones y Ella obrará maravillas en vosotros como lo ha hecho durante tantos años en Nuestro Amadísimo Marcos, que fue el primero en acogerla con fe, gratitud y amor.
Y ahora también en mi muy amado y querido Hermano Carlos Tadeo, que también ha acogido este amor de Nuestra Madre María con toda la gratitud y el amor de su corazón. Y a medida que han ido pasando los años, este amor, esta obediencia, ha ido creciendo en su corazón. Y ahora que ya es muy intensa, muy fuerte, muy poderosa y vibrante hará muchas más maravillas la Madre de Dios.
Yo di mi «sí» a Jesús cuando sólo tenía 13 años y este «sí» hizo que muchos se convirtieran, muchos que Me conocieron, muchos que también fueron testigos de los milagros que ocurrieron en Mi Martirio, viendo Mi fe, viendo Mi perseverancia, viendo Mi amor muchos se convirtieron.
La fe se extendió por toda Italia, toda Italia hablaba de Mí, la niña de 13 años, que con tanto valor amaba al Dios de los cristianos, al Dios de la Cruz, al Amor de la Cruz. Y muchos amaron el Amor de la Cruz gracias a mi amor, a mi ejemplo, a mi «sí».
Mira las maravillas que ha hecho y hace en la vida de tantos el «sí» de nuestro amado Marcos. Mira también las maravillas que el 'sí' de mi amado hermano Carlos Tadeo ha hecho no sólo en la vida de nuestro amado Marcos, su hijo. Sino también en la vida de tantos hermanos que reciben las gracias de la Madre de Dios a su alrededor, reciben tantas bendiciones que se han dado, disfrutado, derramado como ninguna otra ciudad sobre la faz de la tierra hasta hoy.
Por eso tu «sí» como el mío, como el de nuestro querido Marcos, como el de nuestro querido Carlos Tadeo, también abrirá la puerta para muchas gracias, para muchos hermanos. Da tu «sí» y ensancha tu corazón a la Madre de Dios, rezando siempre este pequeño acto incesante de amor, esta pequeña oración que Ella te enseñó hoy: 'María, Madre de Dios y Madre mía, te amo, pero aumenta mi amor por ti'.
Y Ella derramará tantas gracias por el poder de su Nombre sobre ti y también a tu alrededor, que no podrás contar tantas y tantas gracias.
Sed llamas incesantes de amor a la Madre de Dios diciendo siempre «no» a vuestro querer y «sí» a quererla como hice yo. Cuando me dijo que saldría de la cárcel, pero para sufrir más y morir, renuncié a mi voluntad, acepté la voluntad de Dios y la suya, y abracé voluntariamente el martirio para gloria de Dios y salvación de muchos, incluida vuestra salvación.
Sí, hoy os revelo solemnemente Que los méritos de Mi Martirio han obtenido para vosotros la gracia de la misericordia, del perdón y de la salvación que la Madre de Dios os ha concedido Aquí en estas Apariciones. Yo también he colaborado para que hoy recibáis tantas gracias con mi Sangre purísima derramada por amor a Jesús y por Ella.
Por eso tu martirio diario de renuncia a las cosas del mundo, de renuncia a tu voluntad, porque ése es el martirio que Dios quiere ahora de ti. Que vuestro pequeño martirio diario sea también generoso, y entonces, hermanos míos, con vuestra santidad, vuestros méritos, vuestro sacrificio, vuestras oraciones, vuestro amor, alcanzaréis la gracia de la salvación para muchas almas que no podrán salvarse sin vosotros.
Por tanto, salvad a las almas que están asignadas, reservadas para vosotros. Con tus sacrificios puedes salvarlas, con tu pequeño martirio diario puedes salvarlas. Y entonces, un día, subirás a esas hermosas moradas donde habito con los Mártires. E incluso sin haber derramado sangre por Jesús y María como yo, seréis contados como mártires a mi lado, porque vuestro martirio es el martirio espiritual del alma, el martirio místico de los sufrimientos diarios que podéis ofrecer por la salvación de muchos.
Ésta es la ciencia del amor, feliz es quien la comprende, feliz es quien cree en ella. Porque os convertiréis realmente en llamas vivas e incesantes de amor, consumiéndoos, rezando, amando, ofreciendo, sufriendo cada día por la salvación de las almas, poblaréis el cielo con muchos miles de almas que dependen de vosotros, y despoblaréis el infierno, porque evitaréis que muchas almas vayan allí.
Por eso, hermanos Míos, salid siendo llamas incesantes de amor llevando y anunciando los Mensajes de la Madre del Amor a todos sin miedo y tendréis también la corona de confesores de la fe como Yo y brillaréis como el Sol en el Reino de los Cielos.
Marcos, Llama de Amor incesante de la Madre de Dios, Mi Llama de Amor incesante, Mi reflejo, Mi resplandor en la tierra. ¡Cómo te quiero! Cómo te quiero de verdad, cómo te protejo, cómo te acompaño, cómo te defiendo. No tienes nada que temer nunca porque Yo estoy contigo y también con mi amado hermano Carlos Tadeo, tu padre espiritual.
Desde que él se convirtió en vuestro padre espiritual por obra y poder, voluntad y mandato de la Reina del Cielo, Yo también me convertí en su compañera, le cubro con Mi Manto. Y siempre que el demonio quiere golpearle, inmediatamente le hago sufrir en oración en el Cielo rezando por él y ofreciendo Mis méritos, los méritos de Mi martirio, de Mi Sangre derramada por Él para obtener ayuda, gracia, fuerza y victoria.
También le acompaño en todos los Cenáculos que hace, le acompaño en su trabajo junto a Judas. E incluso cuando duerme lo mantengo al pie de su lecho para que ningún mal pueda acercarse a él y para que pueda descansar en paz.
Estoy más cerca de él y unido a él que el agua que bebe. Sí, hermano hombre, estoy más cerca de ti que el agua que bebes, sé incluso cuántas veces late tu corazón al día, sé cuántas veces respira tu pulmón, sé incluso cuántas hebras de pelo tienes en la cabeza.
Así que nunca temas nada, porque yo estoy contigo y cada día ofrezco mis méritos y mis oraciones por ti. Ya tenéis un gran tesoro en el cielo, que habéis reunido con vuestras oraciones, méritos, buenas obras, amor, servicio y obediencia a la Madre de Dios.
También por los méritos que tu hijo te ofrece cada día y te regala. También tienes un gran tesoro en el Cielo por todas las almas que rezan contigo y que ya has llevado a la Madre del Cielo. Y este tesoro aumentará aún más a medida que crezcan las conversiones y las oraciones.
Tenéis un gran tesoro en el Cielo que os ha dado la Madre de Dios y nuestro amado Marcos, que os ama con todas sus fuerzas y con todo su corazón. No sois sólo vosotros los que recibís este amor, los que gozáis de este amor y los que os deleitáis en este amor, yo también.
Yo también desciendo del Cielo muchas veces al día para estar cerca de mi amado Marcos y sentir la Llama de Amor que tiene por la Madre de Dios, que tiene por mí, que tiene por los Santos y que encanta y atrae los ojos de todo el Cielo.
Cuando reza todo el Cielo se mueve en miríadas y miríadas de Ángeles y Santos para rezar, adorar y alabar con él. Y por eso el Padre oye no sólo su voz, sino la voz de todo el Cielo en coro cantando y rezando con él, como ocurrió en aquella vigilia de 1993 en el Viejo Monte de las Apariciones. Yo estaba en medio de esas voces de los Ángeles y de los Santos rezando con él, porque cuando Nuestro amado Marcos reza el Rosario, todo el Cielo reza.
Y así también, amado hermano, Carlos Tadeo, tu voz ya es conocida y amada por Nosotros y también apreciamos tu voz cuando rezas. Cuando rezas Yo también vengo del Cielo con muchos Ángeles para rezar contigo y con Nuestro amado Marcos.
Así que grandes gracias vendrán a través de vuestros cenáculos y oraciones, porque el Cielo estará con vosotros, Yo estaré con vosotros orando por vosotros y en vuestro lugar y por tanto grandes gracias serán derramadas.
Vuestro pueblo, después de los peregrinos que vienen aquí a este Lugar Sagrado, es uno de los más felices de la tierra, porque nunca antes la Madre de Dios había mirado con tanto amor a un lugar, a una ciudad que no es un Lugar, un Santuario de Sus apariciones. Ella nunca ha mirado con tanto amor y nunca ha favorecido tanto como ha favorecido a Nuestra querida Ibitira.
Y que esto sea para todos vosotros una señal del gran amor que os tenemos y de cuánto rezamos continuamente por vosotros, luchamos por vosotros y os defendemos de todos los males.
Por tanto, amigo Mío, hermano Mío, sigue adelante, imperturbable con Nuestro amadísimo Marcos porque te esperan muchas maravillas y Yo misma te preparo grandes gracias.
Y a todos vosotros Mis queridos hermanos que estáis aquí. Os miro a todos ahora. A todos os amo ahora. A todos os cubro ahora con Mi Manto. A todos derramo ahora las gracias y bendiciones de curación, protección, salvación y paz que he alcanzado con los méritos de Mi martirio.
Y a todos os bendigo solemnemente ahora desde Roma, Mugnano y Jacari.
Gracias, gracias por venir a este Mi segundo Mugnano que es Mi Santuario. Paz».
(Marcos): «Madre mía y Reina mía, os pido la gran bondad de tocar estos Rosarios que serán distribuidos a vuestros hijos hoy querida Filomena, os pido vuestra bendición para todos ellos y que allá donde lleguen estos Rosarios se derramen muchas gracias y sucedan por la bondad de vuestros corazones y por vuestras Manos».
Orígenes:
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