viernes, 28 de octubre de 2016

Mensaje de San Judas Tadeo

(San Judas Tadeo)Marcos, escribe este Mensaje a mi amado hermano Carlos Tadeo:

Mi amadísimo hermano, Carlos Tadeo, hoy, en el día de Mi fiesta, vengo una vez más a decirte: ¡Te amo con amor eterno y nunca te dejaré solo!

Te amo con amor eterno desde que te conocí el día de Pentecostés, en aquella luz mística que el Espíritu Santo derramó sobre mí y me reveló tu existencia, tu futura fidelidad al Señor y a nuestra Reina Inmaculada, la obediencia que les tendrías. Desde entonces, nunca he dejado de protegerte, custodiarte, amarte y rezar por ti. Ofrecí sin cesar mis penas, sufrimientos, oraciones, la fatiga en la misión de predicar el Evangelio por todas partes por ti, y en el momento de mi martirio, a las 4 de la tarde, ofrecí todo el terrible dolor que sufrí por ti.

Os amo con amor eterno y en cuanto ascendí al Cielo lo primero que hice después de adorar a la Santísima Trinidad y rendir homenaje a Mi Santísima Reina fue ofrecer Mis méritos por vosotros y rogar por vosotros y por Mi amadísimo Marcos gracias saludables para cuando fuerais enviados a la tierra a fin de que tuvierais todas las gracias para cumplir la misión que yo sabía que tendríais en los últimos tiempos y que sería dura pero que cumpliríais perfectamente salvando muchas almas y llevándolas todas a la Madre de Dios y al Señor.

Te amo con amor eterno y en el momento de tu nacimiento estuve allí para ayudar a tu madre en el parto. Te ayudé a nacer y con tanta alegría te recibí espiritualmente en mis brazos. Toda tu vida he estado en silencio a tu lado, acompañándote, guardándote, protegiéndote del mal y apartándote de muchas trampas de Satanás en las que habrías caído si yo no te hubiera protegido. En el Cielo, te mostraré todo esto y entonces verás cómo te ayudé y cuánto te amé, y si aún pudieras morir por segunda vez, ¡seguro que morirías de amor y de alegría!

Te amo con amor eterno, y por eso te doy Mis Mensajes a través de Mi amado Marcos, que es Mi Delicia y Mi amor en la tierra. Estos Mensajes son la prueba final de cuánto te amo, porque lo que te he dado no se lo daré a nadie más en esta tierra. Por todo ello, ¡alabad al Señor y a nuestra Reina Inmaculada que os dan mucho más de lo que dieron a muchas generaciones juntas y a muchos santos que ayunaron por pan y agua en desiertos y cuevas toda su vida y no ganaron tanto como vosotros! He tenido muchos devotos por toda la tierra, pero a ninguno de ellos le he hecho o dicho lo que te he hecho y dicho a ti, Diamante mío, así que alegra tu corazón y regocíjate porque a nadie, excepto a mi amado Marcos, le he dado tanto mi amor como a ti.

Te amo con amor eterno e incluso mientras duermes estoy ante el trono del Señor ofreciendo Mis méritos y Mi martirio para conseguir nuevas gracias para ti para que verdaderamente el plan de salvación de la Madre de Dios suceda en ti y a través de ti en la vida de tantas almas que se salvarán a través de ti. Ahora has sufrido algunos golpes que te ha dado el enemigo, pero no te desanimes nunca porque es la señal de que estás en el camino correcto que lleva al Cielo porque si no te atacara sería la señal clara de que irías en la misma dirección que él al infierno. Así que adelante, no tengas miedo de nada porque Yo te protejo y nunca te dejaré solo.

Hoy, día de Mi fiesta, derramo sobre ti las 20 bendiciones especiales que el Señor y Nuestra Santa Reina me dieron para que derramara sobre ti.

Seguid rezando siempre el Santo Rosario y mi Rosario, porque con ellos seréis invencibles en la fe y nada podrá venceros.

Ven siempre a descansar en Mí, es decir, ven siempre ante Mi imagen para que pueda darte Mi paz, Mi luz y el afecto que sólo Yo puedo darte. En mis ojos sentirás mi paz, mi amor y encontrarás la fuerza y el aliento para seguir siempre adelante.

Continúa amando paternalmente a mi amado Marcos como te pedí que fueras «uno» en la Llama de Amor del Señor, así como el Padre y el Hijo son Uno en el Espíritu Santo y como todo el que está unido al Señor Jesús por el amor es «uno» con Él y con el Padre también.

Hoy os bendigo con todo mi amor desde Caná, Jerusalén y Jacarí».