Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
sábado, 1 de octubre de 2016
Mensaje de María Santísima

(María Santísima): Queridos hijos, hoy, al contemplar la vida de mi hija Teresa de Lisieux, Santa Teresita, os invito a todos a imitar el gran amor que ella tenía a Dios y a mí.
Aprended de ella a hacer incluso las pequeñas cosas de la vida con gran amor, los pequeños sacrificios con gran amor, las pequeñas oraciones con gran amor como ella.
Para que vuestras obras tengan gran valor ante Dios y para que como ella podáis elevar a la humanidad, santificar a la humanidad, salvar, convertir a muchas almas.
Dilatad mucho y generosamente vuestros corazones como mi hija Santa Teresita, haciendo de vuestra vida un «sí» continuo, tanto en los pequeños sacrificios como en los grandes que Dios os pedirá siempre y que la vida misma os llevará a hacer.
Que mi muy afortunada hija comprenda que no puede ser todo Dios en el mundo. Que los jóvenes comprendan la belleza del amor divino, la belleza de entregarse, de darse totalmente a Dios y a Mí. Y que vean realmente cómo la vida consagrada y religiosa es la más fácil, rápida y libre de los peligros del mundo para que alguien llegue al Cielo.
Es el camino más rápido hacia Dios, es el camino más rápido hacia el Cielo. No siempre es el camino más suave, cuanto más es el camino correcto, más directo, es el camino más fácil y más rápido hacia el Cielo.
Por tanto, que vean cómo la vida religiosa es realmente un don que Dios sólo da a las almas que más ama, que más prefiere y que desea tener a Su lado ya aquí en la tierra y luego también en el Cielo.
Que comprendan este amor divino que quemó los pechos de mi hija Teresinha y también de todos los santos. Que comprendan la belleza de este amor divino y eterno, que es Jesús, que soy Yo.
¡Que los jóvenes comprendan esta belleza! Rezad por ellos para que su alma esté ciega y sólo puedan ver los placeres del mundo y no comprendan que esos placeres han matado sus almas día tras día cada vez más. Y que muchos de ellos ya están muertos espiritualmente, sólo para completar su muerte eterna y su condenación eterna en el infierno.
Rezad para que los jóvenes comprendan que sólo en Dios y con Dios tendrán la verdadera vida, la vida en abundancia de la que brota la verdadera felicidad y la verdadera paz.
Que las familias vuelvan a producir santos, como la familia de mi hija Teresinha de Lisieux, como la familia de tantos santos del pasado, que por rezar tanto, por tener una gran devoción a Mí, fueron verdaderos jardines de tantas rosas místicas de amor perfecto.
Que las familias vuelvan a imitar a aquellas familias de santos que vivieron cuando el mundo no era tan culpable y estaba tan perdido. Si las familias hacen esto, surgirán de nuevo muchos y muchos santos, que con su vida abrasada por el verdadero amor a Dios y a Mí, iluminarán el mundo disipando las tinieblas de Satanás.
Llevarán a millones y millones de Mis hijos a conocer la verdad, a conocer al verdadero Dios, a amar a Nuestro Padre del Cielo a amarme a Mí. Y a través de Mí llegarán al Cielo, donde brillarán como soles de justicia para siempre en el Reino de Dios.
Rezo para que vuestras familias recen y produzcan así nuevos santos, para salvar a esta humanidad tan caída en el pecado y tan dominada por Satanás y los espíritus oscuros.
Hijos míos, mañana es el día de los Ángeles Custodios, rezad más a vuestros Ángeles Custodios, escuchadles cuando os inspiren buenas ideas y cuando os inspiren a huir del mal.
Si sois dóciles al Ángel de la Guarda, nunca, nunca pecaréis, nunca perderéis la gracia de Dios.
Si eres dócil a tus ángeles, crecerás rápidamente en la verdadera santidad que agrada a Dios. Feliz el hombre que confía, que ama a su ángel de la guarda, que vive unido a él por la oración profunda del corazón, porque sentirá en su vida muchas y muchas veces su acción protegiéndole, guardándole y librándole de todo mal.
Continúa rezando mi Rosario todos los días. En esta semana de la fiesta de mi Rosario, derramaré sobre vosotros que aquí junto con mi hijito Marcos rezáis tanto, amáis tanto y propagáis mi Rosario meditado, grandes gracias que no daré a los que desprecian mi Rosario.
¡A todos bendigo con amor Pompeya. de Fátima y de Jacareí!
¡Regocijaos en mis signos! ¡Regocijaos en mis signos! Buenas noches. Hasta pronto!»
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