Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

domingo, 21 de agosto de 2016

Mensaje de María Santísima

 

(María Santísima): Mis queridos hijos, hoy vengo a llamaros a todos una vez más para que expandáis vuestros corazones hacia Mi Llama de Amor.

«¡No dejéis, hijos míos, que vuestros corazones se estrechen, que se apeguen a mi Llama de Amor, que no se cierren! Más bien, dilatad aún más vuestros corazones con muchas oraciones fervientes, con muchas súplicas, también con muchas meditaciones y, sobre todo, con el ejercicio continuo y diario de renunciar a vuestra voluntad y entregaros completamente a Mí, para que Mi Llama de Amor crezca en vosotros cada vez más hasta la plenitud.

Dilatad también vuestros corazones a Mi Llama de Amor, buscando morir cada día más por vosotros mismos y abriros a una nueva e ilimitada capacidad de amarme, como Mi hijito Marcos. Que nunca os canséis de entregaros a Mí, que nunca calculéis, que nunca reguléis vuestra donación a Mí.

Que esta donación sea sin medida, y sin límites como Mi hijito Marcos se dio y Me amó sin límites a lo largo de todos estos años, para que verdaderamente mi Llama de Amor consuma completamente el Yo de vosotros y haga nacer en su lugar la nueva criatura transfigurada en Dios, la humanidad perfecta realizada en Dios.

Con el Rosario rezado con amor, con el corazón, podréis ensanchar cada vez más vuestros corazones. Y entonces Mi llama de Amor entrará y crecerá en vosotros rápidamente, haciéndoos alcanzar las mayores alturas de gracia y santidad en poco tiempo.

Entonces en vosotros y a través de vosotros el mundo entero verá Mi gloria, conocerá Mi poder, verá toda Mi belleza. Y entonces Mis hijos vendrán a Mí enamorados de Mí y a través de ti conocerán lo dulce, lo hermosa que es la verdadera vida en Dios, la verdadera vida en Mí. Vida que ya te hace experimentar un poco de esa alegría y dicha que los elegidos experimentan en el Paraíso.

El Cielo en la Tierra será tu vida y Mis hijos al ver este Cielo en tu vida también querrán vivir en este Cielo y que este Cielo viva en ellos.

Por eso, hijos Míos, venid a Mí, dilatad vuestros corazones hacia Mí, buscando cada día más, siempre más, dilatar vuestros corazones hacia Mí, para que Yo pueda derramar verdaderamente toda la efusión de Mi Llama de Amor que ha estado guardada en Mi Corazón durante dos mil años. Y que no pude derramar en la Tierra porque no encontré almas en las que pudiera hacerlo, a excepción de algunos santos que Me amaron más y también de mi amado Marcos.

Y ahora es el momento para Mí de derramar esta Llama para destruir otra llama, la llama de Satanás, la llama del pecado, del odio y de la violencia que finalmente será vencida y extinguida por Mi llama de Amor. Continuad rezando todas las oraciones que os he dado Aquí, pues expandirán vuestros corazones para recibir Mi Llama.

No recéis Mis oraciones fríamente con una fría repetición de palabras, pues entonces vuestros corazones nunca se dilatarán hacia Mí.

Esforzaos cada día por dar un paso adelante en la apertura de vuestros corazones a Mi Llama de Amor.

Estoy muy contento de que Me hayáis dado todo este día hasta ahora. Habéis quitado 78.000 espinas de Mi Corazón Inmaculado que estaban clavadas por tantos pecados y ofensas y que nadie diga que hoy Mi hijo Marcos ha hablado mucho y ha rezado poco. Porque en cada palabra que pronuncia se quita una espina de Mi Corazón, pues son palabras de amor, brotadas del horno incandescente del amor que alimenta por Mí en su corazón.

Y a lo que he venido es al amor, a las palabras de amor, a las obras de amor que encienden las almas con la llama de Mi amor. Sí, en él muestro cada vez más mi gloria.

Y un día todos lo mirarán como ejemplo de un alma que verdaderamente arde de amor por Mí, y de una llama incesante de amor por Mí.

A él y a su queridísimo padre Carlos Tadeo, mi hijo más amado a quien amo y a quien cubro con mi manto de luz, manteniéndolo siempre cerca de mí, allí mismo, bajo mis manos, en la fibra más profunda de mi Corazón Inmaculado.

Y a todos vosotros bendigo ahora con amor a Knock, Barral y Jacareí».

(Santa Elena): «Queridos hermanos míos, yo, Helena, me alegro de venir hoy una vez más desde el Cielo para bendeciros a todos.

Hermanos míos, qué alegría poder encontraros aquí con la Madre de Dios hasta ahora, orando y dándole de verdad el calor de vuestros corazones.

Sed antorchas encendidas de amor por ella, viviendo cada día una vida de verdadera oración, afecto, amor, entrega y servicio a ella y al Señor, como yo he vivido.

Aunque a una edad muy temprana, como habéis visto hoy en mi vida, he servido y trabajado mucho por el Señor y por mi Madre del Cielo. Ni la edad, ni el cansancio, ni la debilidad del cuerpo han podido impedirme hacer grandes cosas por Dios. Y eso, hermanos míos, lo hizo Dios en Mí para enseñaros que a Él, a Él debéis darlo todo, debéis servir todos los días de vuestra vida y nunca, nunca reguléis vuestro amor a Dios.

Ni la edad, ni la debilidad, ni el cansancio, ni nada puede ser una excusa para que no sirváis al Señor, ni a la Madre del Señor.

Incluso a una edad avanzada como yo, aunque seáis pobres o desconocidos para el mundo, que no era mi caso, podéis hacer grandes cosas por Dios.

Cada uno hoy, en estos malos tiempos en los que vivís, puede realmente hacer grandes cosas por Dios y salvar a muchas almas. Rezad, rezad, rezad, y el propio Espíritu Santo os mostrará a través de todas las inspiraciones e ideas lo que debéis hacer para la salvación de muchas almas.

Medios poderosos y eficaces son los grupos de oración que pidió la Madre de Dios, hacedlos y veréis cuántas almas salvaréis para Ella y cuánto contribuiréis al Triunfo de su Inmaculado Corazón.

No veis a mi querido y amadísimo hermano Carlos Tadeu, padre de mi amado Marcos Tadeu. ¿No veis las maravillas que la Madre de Dios está haciendo por medio de él en su ciudad a través de los cenáculos de oración?

¡Pues bien! Esto es lo que la Madre de Dios quería hacer en todas partes, si encontraba corazones abiertos, ensanchados, dóciles a su llama de amor. Él es un ejemplo para todos vosotros, de entrega, de dedicación, de esfuerzo, porque incluso cansado, incluso sufriendo, incluso con la pesada cruz. Nunca deja de servir a la Madre de Dios, no se detiene, no se deja paralizar, no se deja verdaderamente atrapar en las redes del desaliento y de la parálisis espiritual.

Debéis seguir su ejemplo, pues él, como mi amado Marcos, un día será mirado y visto por muchos como un ejemplo de verdadera Llama de Amor por el Señor, por la Madre de Dios, por Sus apariciones aquí.

Y en verdad, yo también estoy con él, donde él vaya yo, Filomena, Domingos, Luzia, Geraldo, Eliel, estamos siempre allí para ayudarlo en su misión, pues en mi tiempo tuve la misión de construir iglesias físicas, para el Señor y para la Madre de Dios.

Y hoy mi amado Marcos y su Padre Carlos Tadeo tienen la misión de construir iglesias místicas para la Madre de Dios en sus corazones.

Por eso estoy con ellos en esta gran obra de construir santuarios vivos en las almas, en los corazones, en las familias y entonces las iglesias físicas construidas Aquí serán sólo el reflejo, la imagen material de los santuarios ya existentes en los corazones.

Os amo tanto a todos, hermanos y hermanas Míos, y por eso os digo: Sed antorchas encendidas de amor a la Madre de Dios, antorchas incesantes de amor, haciendo de vuestra vida una continua entrega a ella como lo fue mi vida. Para que verdaderamente así, a través de vosotros, hoy una vez más la fe católica triunfe sobre este mundo lleno de mal y de pecado.

En Mi tiempo con Mi «sí» hice triunfar la fe católica sobre el paganismo del Imperio Romano. Hoy con vuestro «sí» estáis llamados a triunfar bajo el nuevo paganismo de estos últimos tiempos. Son los tiempos en que esta humanidad volvió a ser pagana después de 2.000 años del primer anuncio de la Buena Nueva.

Estáis llamados a vencer el nuevo paganismo de esos tiempos, con la santidad de vuestra vida y siendo testigos valientes como mi amado hermano Marcos Tadeo y su amado padre Carlos Tadeo.

Sí, si hacéis eso, entonces triunfará la fe, triunfará la gracia de Dios. Y entonces amanecerá en el mundo un nuevo y duradero periodo de paz.

Estoy con vosotros en cada momento de vuestra vida, cuando sufrís estoy más cerca de vosotros, Hermanos Míos, que el viento que sentís en la cara. Sí, estoy más cerca de vosotros, Mis hermanos, que nunca, llamadme y sentiréis Mi presencia reconfortando vuestro corazón, dándoos fuerza y a menudo incluso realizando milagros por vosotros, para vosotros.

¡Os amo tanto! Utilizad siempre la Santa Cruz de Nuestro Señor, pues así como Ella fue siempre la clave de Mi victoria y de la victoria de Mi hijo Constantino, Ella será también la clave de vuestra victoria, de vuestra defensa en todos los peligros y de vuestra luz.

Continuad llevando la Medalla de la Paz y todas las demás que la Madre de Dios os dio Aquí, pues en Mi tiempo la victoria vino a través del signo de la Cruz, y para vosotros la victoria viene a través de estos Signos Sagrados que la Madre de Dios os dio Aquí a través de Sus Medallas Milagrosas.

En verdad os digo Aquellos que las llevan no deben temer ningún mal, porque la Madre de Dios está más cerca de aquellos de Sus hijos que llevan Sus Medallas que vuestra sangre está dentro de vosotros corriendo por vuestras venas y unida a vuestros órganos.

Por eso, amados hermanos, rezad, rezad el Rosario todos los días. Rezad todas las oraciones que la Madre de Dios os ha dado Aquí, porque a través de ellas recibís muchas y copiosas gracias del Cielo y lo que Lucía dijo ayer, os lo repito: El castigo está muy cerca, lo que la Madre de Dios os ha dicho aquí es verdad, el castigo está muy cerca.

En una noche muy calurosa para el hemisferio sur y muy fría para el hemisferio norte, esta noche comenzará el Castigo. Entonces todos los que despreciaron los Mensajes de la Madre de Dios llorarán y apretarán los dientes, porque grande será su horror, su pavor cuando sean apresados por los demonios y llevados a las llamas eternas.

En verdad, ese día no habrá recipiente en la humanidad capaz de contener las lágrimas de sangre y dolor que derramarán.

Por tanto, hermanos, convertíos sin demora, pues el tiempo de la Misericordia ha llegado a su fin.

A todos Yo, Elena, os bendigo ahora con amor, bendigo también a todas Mis hermanas que llevan Mi nombre, ellas recibirán de Mí en estos días y hoy una gran bendición especial. Porque al llevar en sí Mi nombre glorifican a Dios, que a través de Mí ha dado libertad a Su Iglesia, a la Santa Fe Católica y ha cambiado para siempre la faz de la tierra.

Sí, a estas Mis hermanas que con sus vidas, llevando Mi Nombre, dan gloria a Dios. A todos vosotros que Me amáis y que sois Mis devotos, os bendigo ahora con Amor desde Roma, Nazaret, Belén, Jerusalén y Jacari.

Paz Mis queridos hermanos, Paz Marcos, Mi Llama incesante de Amor y Paz a vuestro amado padre Carlos Tadeo a quien amo y guardo sin cesar».

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

➥ www.AparicoesDeJacarei.com.br

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