Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

domingo, 5 de junio de 2016

Mensaje de María Santísima

 

(María Santísima): Mis queridos hijos, hoy os invito de nuevo al amor perfecto y filial hacia Dios. Renunciad al interés por el amor, renunciad al amor del temor servil, renunciad a toda clase de falso amor hacia Dios.

Abrid vuestros corazones al verdadero amor a Dios, buscando verdaderamente amarle y servirle porque Él es vuestro Padre, Él es vuestro origen, Él es vuestro origen y el fin de vuestra vida.

Entregad vuestros corazones a Dios con todo vuestro afecto para amarle con todas vuestras fuerzas. Y buscad cada día de vuestra vida crecer en este amor verdadero cada vez más, renunciando a vosotros mismos y a vuestra voluntad por amor a Dios para hacer verdaderamente la voluntad de Dios, cumplir y obedecer Su Plan en la tierra.

Para crecer también en este amor verdadero, repetid muchas veces el acto de amor que yo misma inspiré en el corazón de mi hijito Marcos, para que pusiera en las pequeñas cuentas del Rosario de Dios Padre: 'Dios mío, Padre mío te adoro, quiero: aumenta mi amor y haz que te ame cada vez más'.

Repetid este acto de amor a Dios Padre durante todo el día, incluso fuera de la Hora de Dios Padre, para que crezca siempre en vuestros corazones el verdadero deseo de amar a Dios, de buscarle por Sí mismo y de servirle, porque Él es vuestro Padre y se lo merece. Y no Le busquéis y Le sirváis a cambio de Sus gracias, recompensas, consuelos o bienes.

No seáis hijos egoístas que buscan al Padre sólo para que el Padre os dé lo que queréis para satisfacer vuestra voluntad, caprichos y deseos humanos. Sino buscad al Padre para darle de verdad el amor, el afecto que se merece por haberos creado de un modo tan admirable, sacándoos de la nada, llamándoos a la existencia y manteniendo esa existencia cada día con amor.

Haciendo que el Sol salga para vosotros, que la Luna brille para vosotros, que las estrellas iluminen vuestras noches, haciendo que de la tierra salga agua para calmar vuestra sed y que del seno de la tierra salga pan y alimento para cada uno de vosotros.

Todo lo que sois y todo lo que poseéis procede de Dios y a Dios debéis volver. Sin Él no tendrías fuerzas para levantarte de la cama. ¿Y qué es el hombre sin Dios? De un momento a otro, la más mínima enfermedad acaba ya con el cuerpo del hombre y lo reduce a algo que sólo sabe sufrir atado a una cama.

Por eso, hijos míos, renunciad a vuestro orgullo y soberbia y haced lo que os digo: Amad a Dios, renunciad a vuestra voluntad, dad vuestro «sí» y vuestra vida a Dios, rezad con amor todas las oraciones que os he pedido. Y entonces, agradaréis verdaderamente a Dios, seréis los buenos, verdaderos y amorosos hijos de Dios, y Él os reconocerá ante los Ángeles y el Universo entero como Sus verdaderos hijos.

Cuando un médico o un maestro os dice que hagáis algo, obedecéis, porque sabéis que si no obedecéis moriréis o sufriréis algún daño. ¿Porque cuando Yo os digo que hagáis algo no Me obedecéis? ¿Porque cuando os digo que hagáis algo que es para el bien de vuestras almas y para salvarlas, no confiáis en Mí y no hacéis lo que digo?

Esto demuestra cuánto Me despreciáis y lo malos y duros de corazón que sois. Porque si Me amarais de verdad como a vuestra madre, obedeceríais y haríais con amor lo que Yo digo.

Así pues, convertíos en Mis hijos y sed vosotros mismos signos de verdadero amor hacia Mí, como lo es Mi hijito Marcos. La señal que visteis de Mi figura con él en Mi coronación fue dada por Mí. Para mostraros que Mi hijo Marcos y Yo somos uno unidos en una única Llama de Amor mística y sobrenatural.

Conformó tanto su voluntad a la Mía y obedeció tanto cuanto Yo le pedí, cumpliendo todo con amor, que se hizo uno Conmigo en el Amor. Y lo mismo, hijos Míos, quiero hacer con vosotros, pero si no renunciáis a vuestra voluntad y no Me dais vuestro «sí», no podréis uniros a Mí como lo hizo Mi hijito Marcos.

Seguid, pues, su ejemplo: Amadme más que a vosotros mismos, más que al mundo, más que a los amigos, a la familia y a cualquier criatura como Me amó Mi hijito Marcos, y también vosotros os uniréis a Mí como lo hizo él.

De hecho, en este signo muestro no sólo que Mis apariciones aquí en este lugar son verdaderas. Sino que también muestro que son verdaderas cuando un alma como Mi hijo Marcos Me ama más que a nada y más que a todos y une su voluntad a la Mía.

Cuando esa alma hace de Mí su razón de vivir y su camino hacia Dios, Yo me uno verdaderamente a esa alma de un modo tan fuerte y profundo que permanezco junto a ella dondequiera que vaya. Y la sigo dondequiera que vaya, y haga lo que haga, estoy allí todo el día y toda la vida, porque esta alma Me dio su vida, Me dio su voluntad y su libertad. Y después de que ella me diera eso, no queda nada que darme.

Y eso es lo que me hizo mi pequeño hijo Marcos, dándome su «sí», dándome su vida y su amor, me lo dio todo. Por eso también le di todo mi amor, me lo di todo a Mí como su tesoro, recompensa y herencia.

A todos bendigo con amor desde Fátima, Medjugorje y Jacareí.

Continuad rezando mi Rosario cada día y todas las oraciones que os he dado, a través de ellas os haré crecer cada vez más en el verdadero amor y unión con Dios».

(Santa Emilia): «Mis queridos hermanos, yo, Emilia, me alegro de venir hoy por primera vez del Cielo para amaros, bendeciros, formaros y daros la Paz a todos vosotros.

«Seguidme por el camino del amor verdadero, porque he amado a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi ser durante toda mi vida. Y aunque contraje matrimonio con un hombre santo, Mi corazón no se dividió. Al contrario, Mi corazón trabajaba incansablemente para llevar el corazón de Mi marido aún más hacia Dios, para que no sólo amara a Dios como yo, sino que incluso lo amara más que yo y fuera más santo que yo, amando a Dios más que a Mí su esposa.

Y eso es lo que debe hacer una verdadera esposa, conducir a su marido a la santidad. Le lleva a amar a Dios más de lo que ella se ama a sí misma. Porque entonces, el amor humano de los dos se sobrenaturalizará y les conducirá en un crecimiento continuo en el verdadero amor a Dios que les elevará a un alto grado de santidad y junto con ellos también a los hijos.

Sígueme por el camino del amor verdadero buscando cumplir la voluntad de Dios en tu vida en todos los caminos, en todas partes, en tu estado de vida. Para que verdaderamente seáis perfectos en todo: en la oración, en el amor, en el cuidado de las obligaciones diarias, en las obligaciones del estado de vida propio de cada uno. Para que, de verdad, seáis modelos de perfección y santidad para el mundo en todos los estados de vida, como lo fui yo.

Entonces Dios se regocijará verdaderamente y se complacerá con vosotros y en vosotros, en vosotros. Y os dará Su gracia, Su amor, Su complacencia y a través de vosotros lo mostrará: Su gran amor, Su gran bondad al mundo y el mundo creerá en Él y le entregará su corazón.

Sígueme por el camino del amor verdadero viviendo una vida de oración perfecta a Dios y a Su Madre, buscando siempre la intimidad con ellos en la oración, la meditación. También el conocimiento de Dios que te hará amarle y amar a Su Madre cada día más.

Así creceréis como rosas místicas de amor, de penitencia, de sacrificio, de santidad y daréis a Dios una gran gloria, daréis a la Madre Dios una gran gloria en el Cielo.

A todos yo, Emilia, os bendigo ahora con amor y derramo sobre todos vosotros las abundantes bendiciones y gracias del Señor.

Yo, Emilia, amo este lugar que es querido y entrañable para mi corazón, amo a Mi querido Marcos que es un gran y querido hermano para todos nosotros, los bienaventurados, los Santos del Cielo, en él descansa el amor de Dios y de la Madre de Dios, Su predilección, Su cariño y Sus bendiciones.

Todo el que colabore y trabaje con él en su misión será bendecido por el Señor. Y el que obstaculice y estropee su misión será maldecido para siempre por el Señor y arrojado a las llamas eternas, donde pagará por toda la eternidad su maldad.

Cuídate de este pecado contra el Espíritu Santo, que te cerrará la puerta del Cielo. Porque obstinarse en desobedecer los Mensajes que la Madre de Dios da Aquí es un pecado contra el Espíritu Santo que no será perdonado, ni en esta vida ni en la otra.

Sed obedientes y dóciles con Ella y veréis cómo Ella también os bendecirá y se unirá a vosotros como se unió a nuestro amado Marcos, por los lazos del amor perfecto, por los lazos del afecto, de la fe, de la oración y de la paz.

El signo de la figura de la Madre de Dios junto a Nuestro amadísimo Marcos os confirma plenamente a todos que la Madre de Dios se le aparece verdaderamente aquí con todo el Cielo y que donde Él está Ella también está. Donde Él va Ella también va y lo que Él hace Ella también lo hace, confirma y bendice.

A todos vosotros ahora os bendigo con amor, con todo mi corazón una vez más y especialmente bendigo los objetos religiosos que lleváis con vosotros».

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

➥ www.AparicoesDeJacarei.com.br

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