Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
lunes, 12 de septiembre de 2016
El nombre de María.
Nuestra Señora habla después de la Santa Misa del Sacrificio Tridentino según Pío V, a través de Su instrumento e hija Ana, dispuesta, obediente y humilde.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy, 12 de septiembre de 2016, celebramos la Fiesta del Nombre de María. Previamente se celebró una Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V. El altar de María estaba bañado por una luz resplandeciente y la decoración floral era de una belleza sobrecogedora.
Nuestra Señora hablará hoy, en el día de Su fiesta: Yo, vuestra queridísima Madre Celestial, hablo ahora y en este momento, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi Voluntad y repite hoy sólo palabras que vienen de Mí.
Amado pequeño rebaño, amados seguidores, amados peregrinos de cerca y de lejos. Quiero agradeceros que me hayáis felicitado en mi onomástica. Me habéis honrado y envuelto en un mar de flores. Os doy las gracias porque habéis seguido Mi llamada.
Bendito sea el nombre de María Antes de la concepción de Mi Hijo, el Hijo de Dios en la Trinidad, Mi nombre era María. Pero después fui elegida como Madre de Dios. Soy la Madre de Dios y la Portadora de Dios. Como esta Madre quiero ser reconocida por todos, porque el nombre de María no dice bastante para mí. Cualquier otra persona de sexo femenino puede llevar este nombre. Pero yo, como Madre de Dios, soy la Madre de Dios y de todas vuestras madres.
Por desgracia, en este modernismo ya no se tiene este honor de Mi nombre. Este nombre ha sido prudentemente deshonrado para no reconocerme como recibida inmaculadamente, a la que realmente nací. Después del nacimiento del Hijo de Dios seguí siendo la Receptora Inmaculada. Soy vuestra Madre que os ama, que quiere estar a vuestro lado y que también quiere ser venerada por vosotros como Madre de Dios.
Qué importante, amados Míos, es este nombre. Quieren quitarme la maternidad del Hijo de Dios. En el modernismo se intenta. Nunca sucederá que la maternidad de Mi Hijo pueda serme arrebatada. En él también se intenta deshonrar la fe católica. Si ya no se Me adora como Madre de Dios, entonces ya no se cree en Mi Hijo, el Hijo de Dios en la Trinidad. Deseo de todo corazón que este nombre vuelva a ser puesto en primer plano, que Yo, como Madre de Dios, sea venerada en todas las iglesias y, sobre todo, en la verdadera fe católica. Esto es lo que deseo de todos.
Te bendigo ahora con todos los ángeles y santos como Madre de Dios en la Trinidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo soy vuestra queridísima Madre Celestial y vosotros sois Mis hijos de María, por toda la eternidad. Amén.
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