Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Fiesta de la Exaltación de la Cruz.

El Padre Celestial habla después de una Santa Misa de Sacrificio Tridentino según Pío V. a través de Su dispuesto, obediente y humilde instrumento e hija Ana.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado la Fiesta de la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre de 2016, en una digna Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V.

El Padre Celestial hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y hoy en este momento, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores y amados peregrinos de cerca y de lejos. Hoy, en esta fiesta de Mi Hijo Jesucristo, que murió en la cruz por todos vosotros para redimiros, Yo, el Padre Celestial, os hablo.

Sois los amados de Mi Hijo porque habéis decidido recorrer este camino de la cruz. Habéis decidido tomar vuestra cruz, como Yo, el Padre Celestial, lo deseo de vosotros. Cada uno de vosotros debe llevar una cruz diferente. Debe asumirla de buen grado y con gratitud, para que se le permita ver un día la gloria eterna en el cielo.

Para ti no será fácil llevar la pesada cruz hasta el final. Pero estáis dispuestos a cargar con todo para dar consuelo a Mi Hijo Jesucristo.

Él fue a la cruz incluso por los que no estaban dispuestos, incluso por los que Le rechazaron, Le despreciaron y Le deshonraron. Él también va hoy a por estas personas. No quiere dejarles caer en el abismo eterno, sino salvarles de la muerte eterna.

Esta cruz, que todos habéis cargado sobre vosotros y queréis llevar voluntariamente, se hará cada vez más pesada. Y, sin embargo, decís un «sí, Padre» voluntario a Mí, el Padre Celestial. Yo respeto este «sí, padre» voluntario. Soy tu padre que sabe exactamente lo que puedo esperar de ti. A menudo piensas que no sé nada de tu sufrimiento. Pero sé todo lo que tienes que soportar. Me resulta difícil seguir poniendo esta cruz sobre tus hombros.

Pero sé de tu salvación eterna. Una vez se os permitirá participar conmigo en la gloria eterna en el banquete de bodas eterno. Ésa será tu meta. Además, tu meta debe ser salvar del abismo eterno a muchas personas, especialmente a los sacerdotes. Desgraciadamente, muchos sacerdotes de hoy siguen sin estar dispuestos a recorrer este Vía Crucis y a proclamar y dar testimonio de la verdad. Estos sacerdotes siguen detentando hoy el poder y creen que son los que todo lo pueden y pueden. La humildad está lejos de ellos, al contrario, el orgullo se está acumulando en ellos. El orgullo es Satanás, que se hace sentir en ellos. Todo lo que pudieron destruir en la Iglesia Católica, lo han conseguido hasta ahora. Nada ha quedado de esta Santa Iglesia, que instituyó Mi Hijo Jesucristo. Todo le ha sido arrebatado, la Santa Misa Sacrificial, los Siete Sacramentos, los Diez Mandamientos, todo está devastado. Incluso el sacerdocio ha sido atacado.

Hoy estos sacerdotes ya no están dispuestos a proclamar al Verdadero Dios Uno y Trino. Ya no creen en el Santo Sacramento de la Sagrada Eucaristía. No están dispuestos a celebrar la Santa Misa del Sacrificio con toda reverencia. Los Diez Mandamientos se les han vuelto extraños, pues se puede vivir el pecado. Desprecian el sacramento de la Penitencia y lo han sustituido por una oración de penitencia.

Han pisoteado Mis mensajes y por eso han crucificado de nuevo a Mi Hijo Jesucristo. Hoy celebráis esta fiesta de Su Exaltación de la Cruz. Decís sí a la cruz y a todo lo que no os agrada y que también es difícil de soportar.

Pero sois Mis hijos, los hijos del Padre Celestial, que os ama inconmensurablemente. Quiero aseguraros que os respeto como a Mis amados hijos paternos. Por eso os doy las gracias por todos vuestros sufrimientos, que queréis llevar hasta el final.

Así os bendigo hoy, en este día de fiesta, la Fiesta de Mi Hijo Jesucristo, con todos los ángeles y santos y con vuestra queridísima Madre Celestial, que permaneció bajo la Cruz hasta el final del sufrimiento de Su Hijo Jesucristo en la Cruz, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Tú eres el amado y los que quieren llevar la cruz hasta el final de sus vidas.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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