Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 27 de noviembre de 2016
Mensaje de María Santísima

(María Santísima): Queridos hijos, hoy que celebráis aquí el Aniversario de la Revelación de Mi Medalla Milagrosa a Mi hijita Catalina Labouré, Santa Catalina, vengo de nuevo del Cielo para deciros: Llevad con amor Mi Medalla Milagrosa, a través de ella quiero daros todas las gracias de Mi Corazón Inmaculado.
Sobre todo, la mayor de todas, la gracia de mi llama de Amor, la misma llama con la que llené el corazón de mi hijita Catalina, para que todos vosotros, como ella, os transforméis en incesantes llamas de amor que aman a Dios, que glorifican a Dios con obras de amor.
Y que también glorifiquéis a mi Corazón Inmaculado con oraciones de amor, con obras de amor y con una vida de amor.
Llevad mi Medalla Milagrosa con amor, para que Yo os guíe verdaderamente por el camino de la santidad en estos tiempos oscuros de apostasía. Y que aplaste cada vez más la cabeza de mi enemigo en la vida de vosotros y de todos aquellos a quienes la divina providencia os la envíe.
Llevad con amor Mi Medalla Milagrosa, para que verdaderamente cada día brille en vuestras vidas la luz de la salvación, del amor y de la gracia.
Soy la Mediadora de todas las Gracias y así me presenté a mi hijita Catalina, para dar al mundo entero la confirmación definitiva de que todas las gracias pasan por mis manos. Porque sólo yo fui concebida sin la mancha del pecado original y entre Dios y el mundo fui puesta por el Señor para dar el Salvador al mundo. Y para que el mundo entero pueda ir a Dios a través de Mí, que soy el camino correcto, único y seguro hacia Dios, hacia el Cielo.
Me he aparecido como Mediadora de todas las Gracias a mi hijita Catharina, para deciros a todos vosotros, hijos Míos, que en estos tiempos de gran tribulación, en estos tiempos malos y que vivís deseo derramar grandes gracias en vuestras vidas.
Para aliviar vuestros sufrimientos, para ayudaros en las duras pruebas que ahora tendréis que pasar, y para daros fuerza para que lleguéis indemnes al Triunfo de mi Inmaculado Corazón.
Aquí, donde también revelé una Medalla Milagrosa, Mi Medalla Milagrosa de la Paz, terminaré el ciclo de Mis Apariciones que inicié en París. Convertíos, pues, porque aquí se dio el último sello a la humanidad, este sello fue Mi Medalla Milagrosa de la Paz.
La Medalla Milagrosa que di a Santa Catarina fue uno de los primeros sellos y ahora, verdaderamente, todo lo que está escrito debe cumplirse.
Reza, conviértete, cambia de vida, imita el ejemplo de mi hijita Santa Catalina y de mi hijito Marcos, amándome con todas las fuerzas de su corazón y haciendo todo para darme a conocer y hacerme amar. Sobre todo, a través de Mis Medallas, Mi hijo Jesús recompensará con grandes gracias a los que ayuden a Mi hijo Marcos en esta gran misión que le di.
Sí, reza el Rosario, ¡conviértete! Que vuestra vida y vuestras actitudes sean conformes a Mis Mensajes y al Rosario que rezáis. De lo contrario, vuestras oraciones no serán válidas ante Dios.
Reza, conviértete y díselo a todos: Que os convirtáis cuanto antes, porque mis profecías de largo alcance dadas a mi hijita Santa Catalina no han terminado. Todavía vendrán las partes más dolorosas y si no se convierten sucederá el Gran Castigo según Mis Secretos dados a Catharina, en La Salette y también en Fátima.
Rezad, rezad y rezad sin cesar, os amo a todos y quiero que difundáis más Mi Mensaje de Bonate. Porque hasta que no se haga una gran reparación a Bonate, a La Codosera y a Ezquioga los Castigos no cesarán de caer sobre el mundo, incluso sobre tres regiones de Brasil.
¡Convertíos, orad! Os amo e intercedo por todos vosotros, pero mi oración sola no basta, el Padre quiere veros cambiar de vida, luchando contra vuestros defectos personales y convirtiéndoos cada día. Así que, ¡convertíos!
A todos bendigo con amor desde Fátima, París y Jacari».
(Santa Catalina Labouré): «Queridos hermanos, yo, Catalina, me alegro de venir hoy con la Madre de Dios y Nuestra Santísima Reina para bendeciros y deciros: Sed hornos de amor, sed verdaderamente hornos de amor incandescente hacia Ella, como lo fui yo.
Rezad el Rosario todos los días, haced que todos lo recen muy bien, es decir, con corazón, concentración, fervor, contemplación. Haz que todos amen el Santo Rosario, porque llevará a todos al Cielo.
Mis Rosarios valieron mucho más que todas las obras de caridad, todas las buenas obras que hice durante toda mi vida. Muchos consideran que fue Mi caridad, Mis obras de caridad las que Me llevaron al Cielo, Me ayudaron es verdad. Pero mucho más Me ayudaron los Rosarios ardientes de amor que recé.
Rezad el Rosario con fervor, rezad el Rosario con fervor, rezadlo con el corazón, porque es la escalera bendita que os llevará al Cielo. Es el lazo de oro, donde en un extremo estás tú y en el otro la Madre de Dios, y Ella te arrastrará a través de ese lazo a sus brazos en el Cielo, donde serás feliz para siempre.
¡Sed buenos, sed santos! Que vuestras actitudes sean conformes al Rosario que rezáis. Sed llamas, hornos incesantes de amor que trabajan por el Triunfo de Nuestra Santísima Reina todos los días de vuestra vida, como hace Nuestro amado Marcos. Y entonces seréis verdaderamente dignos de la Corona de la vida eterna.
El Cielo no es para los perezosos, ni para los acomodaticios, sino sólo para los que luchan el buen combate y sirven a Dios y a nuestra Santísima Reina.
Sed sus buenos servidores y verdaderamente cada día de vuestra vida se elevará hacia Dios y hacia Ella como un incienso ardiente de amor, como una llama ardiente de amor, que en el cielo se transformará en verdaderas coronas de gloria que serán colocadas sobre vuestras cabezas.
Marcos, mi amado hermano, ¡cuánto te amo! Durante años he venido aquí la primera vez para darte el primer Mensaje. Siempre he seguido protegiéndote, amándote, iluminándote y dándote fuerza.
Cuánto te agradezco que difundas la Medalla que recibí de Nuestra Santísima Reina. Sí, continuáis mi vida en la tierra, continuáis mi misión en la tierra, continuáis mi canto de amor en la tierra dando a conocer a todos los hombres la Medalla Milagrosa de Nuestra Reina.
¡Oh! ¡Cuánto os lo agradezco! ¡Qué feliz Me hacéis! ¡Cómo Me hacéis feliz! ¡Cómo Me das alegría! ¡Cómo Me das una alegría infinita!
¡Oh! ¡Cuánto te amo, querido hermano, cuánto te amo!
Verdaderamente, das mucha alegría a Mi Corazón y al Corazón de Nuestra Santísima Reina dando a conocer al mundo: los Mensajes que Ella Me dio, la Medalla que Ella Me dio y haciendo que todos Nuestros hermanos y hermanas conozcan y tengan estos tesoros de Ella.
¡Sí! Cuando Ella Me reveló los futuros del mundo, los castigos que caerían sobre París, sobre Francia y sobre la humanidad entera Mi corazón sangró. Y viví siempre, siempre con Mi corazón sangrando de dolor, porque constantemente se me impedía, obstaculizaba y paralizaba Mi acción de hacerla más conocida y amada difundiendo Sus Mensajes y Su Medalla.
Pero me consolaba, me consolaba el hecho, la revelación que la Madre de Dios Me dio de que en el futuro Ella suscitaría a un apóstol que continuaría lo que yo empecé. ¡Y aún más! Que llevaría a cabo finalmente todo lo que Ella Me confió y comenzó a través de Mí.
¡Este apóstol, este siervo eres tú Marcos! Sí, cuánta alegría llenó mi corazón el día en que la Madre de Dios me reveló tu existencia. Sí, tu vida ha sido una gran alegría y satisfacción para Nosotros los Santos del Cielo.
Persevera, mantente firme en el camino de la santidad, de la obediencia a la Madre de Dios y del amor en el que estás. Y también, persevera y continúa tú, Carlos Tadeo, amadísimo padre espiritual de mi amadísimo y predilecto Marcos, a ti a quien también amo tanto y guardo bajo mi manto.
Yo también soy tu protector, yo también te guardo, yo también te guío, yo también te protejo, yo también te amo, yo también te ilumino. Y aquí, en Mis brazos, siempre estarás custodiada, y el enemigo ya no podrá hacer nada contra ti, porque te amo, te guardo, te cubro con Mi manto de luz y nunca te abandonaré.
Sí, estoy contigo en cada momento del día, pero sobre todo cuando rezas el Rosario. Nada hace más feliz a la Madre de Dios, ni siquiera a mí, que tu Rosario y el Rosario de nuestro amado Marcos.
Oye, ahora la Madre de Dios y yo también continuaremos tu unión mística contigo y con nuestro amado Marcos, fundiendo aún más tu corazón con el suyo. Así que, sigue rezando para que estés preparada para esta fusión mística.
Y de verdad, no temas nada porque te amo, estoy contigo y tu nombre está continuamente en mis oídos. Y en cuanto empiezas a rezar, desciendo del Cielo más rápido que el viento, más rápido que el pensamiento para escucharte, acogerte, bendecirte y derramar mis abundantes bendiciones.
A ti paz, y a ti amadísimo Marcos, preciosa joya del Cielo y Mía, hoy, en la Fiesta de la Medalla de la Madre de Dios que Me has dado y que has amado, propagado y hecho amar a todos Mis hermanos y hermanas durante tantos años. Y a todos los que están aquí y os ayudan en la misión de difundir la Medalla y Mis Mensajes, bendigo ahora con amor Rue-du-Bac, Fan-lés-Montiers y Jacareí».
Orígenes:
El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.