Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 16 de octubre de 2016
Mensaje de São Geraldo

(San Gerardo): Queridos hermanos, Yo, Gerardo, me alegro de venir hoy en el día de Mi fiesta para daros Mi Mensaje.
«Os amo con todo mi corazón. ¡Nunca, nunca he amado a nadie tanto como os he amado a vosotros! Te protejo de todos los males, te libero de todos los peligros, y cada día te mantengo más y más en el amor de Dios y de la Madre de Dios.
Sed, sed llamas ardientes de amor por la Madre de Dios, lenguas de fuego que la aman verdaderamente con todo su corazón, con toda su alma, con todo su ser y hacen todo para cumplir y hacer su voluntad.
Sed llamas de amor, lenguas de fuego que verdaderamente abrasen los corazones de todos por el Señor y por la Madre de Dios, como yo misma hice.
Sed lenguas de fuego que dondequiera que vayan y pasen quemen los corazones de todos por el Rosario de la Madre de Dios y hagan todo para que todos recen el Rosario que es un medio seguro de salvación.
Sí, Mi Rosario, Mi Rosario podría ser mucho más que mil sermones. Así que lo rezaba ardientemente todos los días, lo recomendaba a todos los pecadores y personas que llamaban a mi puerta en el convento. Y no perdía la oportunidad en las misiones, caminando por los pueblos y aldeas, no perdía la oportunidad de hablar de ello a todo el mundo tanto como podía.
Les di todos los Rosarios que pude e hice que todos ardieran realmente de amor por el Santo Rosario y lo rezaran con fervor.
Hacedlo también vosotros y veréis el milagro de la conversión, de la transformación de tantos corazones, especialmente en este año que pertenece a Nuestra Santísima Reina, que le está consagrado, y que estará marcado por una gran y poderosa presencia de Ella y de todos los Santos que más han amado su Rosario sobre la faz de la tierra.
Sed llamas, lenguas ardientes de fuego, que dondequiera que vayan hablen del amor de Dios, del amor de esta Madre que los abrasa y los reduce a la docilidad, los reduce a la pasión, a enamorarse de Ella. Y a través de Ella, de nuestra Reina al Señor, a enamorarse del Señor.
Y entonces, verdaderamente en este tiempo de Gracia veréis cómo una gran primavera espiritual cubrirá toda la faz de la tierra. Y surgirán almas santas para dar a Dios y a la Madre de Dios el amor que tanto desean y buscan.
En Mí, el Señor y la Madre de Dios han encontrado ese Amor profundo, tierno, filial y desinteresado que buscan por todo el mundo y no encuentran.
Si quieres este Amor, Yo puedo dártelo. Ven, pues, a mí, entrégame tu corazón, desea este amor con todas tus fuerzas, suplícame ardientemente este Amor. Y te lo daré porque esta gracia es la mayor voluntad del Padre, será la realización de su plan de Amor y la venida de su Reino de Amor a la tierra.
A ti, a quien tanto amo y amo cada día más, en verdad te he guardado, protegido y librado de todo mal. Agradeced esta gran gracia que el Señor y la Madre de Dios os han dado aquí, entregándoles vuestros corazones y viviendo únicamente para darles: amor, obediencia, fidelidad.
A ti Marcos, llamado incesantemente Amor, nuevo passerello di Dio, nuevo loco del amor de Dios, nuevo esposo de la Inmaculada, te bendigo ahora abundantemente. Y también te bendigo a ti, mi muy querido y amado Carlos Tadeo, a quien tanto quiero, a quien he ayudado, custodiado y protegido. A quien también tengo la misión de guardar y librar de todo mal.
A ti, querido hermano, a quien siempre tengo ante mis ojos, cuya vida siempre está ante mí, cuyo nombre nunca abandona mis labios porque rezo, intercedo por ti y proclamo tu causa en el cielo noche y día sin cesar.
A ti, que eres verdaderamente un don, un precioso regalo de la Madre de Dios a nuestro amado Marcos, ser para él apoyo, fuerza, compañera, amiga fiel. Para que seas verdaderamente un refugio, una luz para él. Ser para él consejo, fuerza y, sobre todo, cariño y amor en estos tiempos de tanta apostasía, de tanta oscuridad de Satanás, cuando los justos sufren tanto por ver la dureza del corazón de las personas, hasta casi desanimarlas en la batalla.
Sí, tú eres para él todo esto, y Marcos será para ti de verdad, apoyo, fuerza, compañía, amistad, amor, cariño. Y sobre todo, será para ti una muestra del gran amor que la Madre de Dios te tiene.
Te bendigo, te protejo, te amo y te digo, hermano queridísimo, sigue adelante, no te desanimes nunca; ¡yo estoy contigo! Tu cruz por hora es pesada como lo fue la mía, pero así como Yo triunfé al final, tú también triunfarás.
Nunca te faltará Mi gracia, ni Mi amor, ni Mi ayuda. Y mientras Dios sea Dios nunca te dejaré, nunca te abandonaré. Llámame en todas tus aflicciones, en todos tus sufrimientos, y Yo estaré a tu lado para amarte, ayudarte y consolarte.
Tú eres Mía, Yo también tengo parte en ti, es decir, también te protejo, te guardo y me has sido confiada por la Madre de Dios para que te acompañe.
No temáis, pues, si en la tierra ya era tan poderosa para ayudar a los que se volvían a Mí, miles y miles de veces más lo soy en el cielo. Y te digo hermano No hay otro a quien ame más y desee ayudar más que a ti.
En el amor de mi queridísimo Marcos, también sentirás bien el mío, que siempre tratará de amarte, ayudarte y socorrerte. Ven a descansar en Mí siempre, vuelve a poner tu cabeza en Mi Imagen y sentirás de Mí mucha paz, mucha esperanza, serenidad, alegría y amor.
Y en los Cenáculos hablad de Mí, para que las almas, sobre todo los jóvenes, se enamoren de Mí y a través de Mí se enamoren de Aquella a quien amé, a quien di toda mi vida, que fue mi dulce esposa en el Cielo, la Inmaculada.
Porque entonces, enamorados de ella darán gozosamente su vida por ella, y entonces será el Triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo. Y vendrá por fin al mundo, un tiempo de felicidad, de gracia perpetua y de paz duradera.
A todos y especialmente a vosotros Mis queridos hermanos que lo habéis dejado todo para ser todos Inmaculados como Yo. A vosotros que sois la continuación de Mi vida, a vosotros que habéis sido elegidos para ser todos de María, Su raza elegida, Su descendencia real.
A vosotros que habéis sido llamados a habitar en el Palacio de la Reina, a entrar en sus aposentos reales y a comer con Ella en Su mesa.
A vosotros que habéis sido tan amados, os bendigo amorosamente y a todos vosotros, mis queridos hermanos peregrinos de este Santuario que tanto amo, bendigo a Muro Lucano, Matedomini y Jacareí.
Amo cada hora más a mi amado Marcos y a su Padre Carlos Tadeo. El próximo sábado volveré aquí con Luzia y con Nuestra Reina para daros un nuevo Mensaje.
Queridos Hermanos, permaneced en la Paz del Señor».
(Marcos): «Gracias Mi Reina, ¿puedes también tocarlos? Gracias Madre Mía. Sí».
(María Santísima): «Mis queridos hijos, he bendecido estos Escapularios para que sean colocados en vuestros hogares.
La casa que los tenga será como el pueblo israelita que tenía la sangre del cordero en la puerta, donde no entraba el azote de Dios.
Con este Escapulario seréis protegidos por Mí en tiempos de castigo y los demonios no podrán entrar en vuestras casas para haceros daño.
Toda clase de gracias descenderán a las casas y lugares donde estén estos escapularios».
(Marcos): «Hasta pronto mamá, hasta pronto Geraldo mío».
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