Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
miércoles, 12 de octubre de 2016
Primer Mensaje De Este Día

(Hno. Joaquim do Monte Carmelo): Queridos hermanos Míos, Yo, Joaquim do Monte Carmelo, vengo hoy en el día de Senhora Aparecida, Nuestra Reina y Mi Amor a deciros: ¡Sed casas dignas de Ella!
«Así como Yo le construí una casa digna, la Basílica Vieja, para que Ella pudiera vivir allí, ser amada y derramar sus gracias sobre sus hijos, también vosotros debéis construirle una casa digna como Yo hice en vosotros mismos.
Debéis construir esa casa digna en vuestro corazón para que la Madre de Dios pueda vivir y reinar realmente en ella. ¿Y cómo debe ser la casa de la Madre de Dios en vuestra alma? Pura, sin pecado, perfumada de virtudes, sin defectos. Iluminada, sin la oscuridad de la ceguera, del pecado o de cualquier mal.
Debe ser bella y, por tanto, toda la fealdad del pecado debe salir de tu corazón. Debe ser rico en tallas y puntales, es decir: en virtudes, calidad y buenas obras, que debes poseer en tu alma.
Debe ser rico, precioso, es decir: debe haber en tu alma el oro puro de las virtudes. Debes hacer en tu corazón, como yo hice con ella, un altar de mármol puro, es decir: de la fe más fuerte, más firme, más inquebrantable, más profunda en la Madre de Dios. Una fe fuerte, valiente, viril, una fe como la de los mártires y santos que emprendieron cosas duras por la Madre de Dios y que no se desanimaron cuando les llegaron las adversidades inherentes a la misión que la Madre de Dios, que el Señor les había encomendado.
Así haréis verdaderamente de la Madre de Dios un hermoso hogar en vuestro corazón, como yo hice en la Colina del Coco. Entonces Ella vendrá a habitar en tu alma, entonces Ella te deleitará en tu corazón, llenará tu corazón de paz, de amor, de gracia, de la luz del Paraíso.
Y entonces ya vivirás un poquito de Cielo aquí en la Tierra, porque ¿qué será el Cielo? Nuestro amado Marcos te lo explicó muy bien: El Cielo será un continuo éxtasis de amor con la Madre de Dios. Permanecerás eternamente mirándola y ella te mirará, y de ella recibirás todo el cariño, todo el amor, el sentimiento de protección, el sentimiento de paz perpetua que nadie podrá quitarte jamás.
Ya no habrá ningún cuidado con el trabajo, con la familia, con comer, con dormir, con vestirse, porque estas cosas son puramente temporales. Allí tu corazón no tendrá que estar dividido entre tanta gente, porque allí tu corazón será todo y sólo suyo, del Señor.
Entonces vivirás inmerso, inmerso en la más profunda paz celestial, que nunca tendrá fin. Por eso, todo aquel que se entrega totalmente a María, que tiene en María su único tesoro, que ha hecho de María su todo, su vida, su único amor. Vive ya un poco de cielo aquí en la tierra y después de la muerte sólo lo continúa en el Paraíso.
Vivir sólo por María, para María, con María, teniendo a María como su único amor y a través de ella a Dios, ya vive el Paraíso en la tierra. Así vivía yo, Ella lo era todo para mí, mi único amor, mi tesoro, por eso donde estaba Ella estaba también mi corazón. Todo lo que hacía era por Ella, todos mis pensamientos, actos, palabras, sacrificios, obras, todo era sólo por Ella.
Las lágrimas que derramé y que fueron muchas en la construcción de la Antigua Basílica. Las gotas de sudor que cayeron de Mi rostro en aquel penoso trabajo, en aquella penosa empresa, todas cayeron por María. Por eso, en el Cielo, todas se convirtieron en perlas muy brillantes, que Ella colocó sobre Mi cabeza cuando Me dio la corona de la vida eterna.
Sí, cada lágrima, cada gota de sudor derramada por María aquí en la tierra se convertirá en una perla brillante en el Paraíso, que la Madre de Dios pondrá en tu cuello, en tu cabeza, cuando llegues allí.
Por eso os digo Sed casas dignas de la Madre de Dios, renunciando a toda falsedad hacia ella, a toda desobediencia, a toda dureza de corazón. Para que Ella crea verdaderamente en vosotros, confíe en vosotros y venga a vivir en vosotros.
Y, por último, construid casas, levantad casas para la Madre de Dios en el corazón de vuestros hermanos y hermanas, llevándoles sus mensajes, haciendo que todos la amen, haciendo que todos se enamoren también de ella y la conviertan en vuestro tesoro, en vuestro todo.
Porque si todo y el tesoro de todos es María, allí estará el corazón de todos. Y si el corazón de todos está en ella, el reino de Satanás caerá por tierra y él mismo será arrojado, precipitado a las profundidades de las llamas infernales, humillado, avergonzado, pisoteado y aplastado, y de allí ya no podrá salir. Entonces Brasil y el mundo se convertirán en el Reino del Amor de la Virgen María.
Yo, Joaquim, del Monte Carmelo, amo mucho a mi amado Marcos, que además de hacer esta Casa aquí para la Madre de Dios, ha construido y construye casas en millones de corazones en todo el mundo para que Ella pueda vivir y reinar en ellos.
Y quiero mucho a mi amado Carlos Tadeo, que en su ciudad también ha construido casas, hogares para la Madre de Dios. Verdaderos santuarios vivos en las almas, donde Ella vivirá, reinará y realizará sus mayores maravillas de santidad y gracia para mayor gloria del Padre.
A él particularmente bendigo ahora junto a nuestro amado Marcos y a vosotros que amáis a la Madre de Dios y difundís su Palabra.
A vosotros también bendigo ahora generosamente con amor a Aparecida, Pompeya y Jacari».
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