Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

domingo, 12 de junio de 2016

Mensaje del Espíritu Santo

 

(Espíritu Santo): Mis almas amadas, mis almas elegidas, Yo, vuestro Dios vengo hoy de nuevo a bendeciros y a daros la Paz.

¡Cómo os amo! Yo, junto con el Padre y con Jesús os he creado de la nada, os he dado vida para existir, soy vuestro santificador, soy el que da a vuestras almas la verdadera vida en Dios.

Todo aquel que crea en mí, que me ame, que me abra su corazón, recibirá verdaderamente de mí esta llama ardiente que inundará su ser y hará que verdaderamente su ser arda de amor por el Padre, por Jesús y por mí, haciendo verdaderamente cosas extraordinarias por la salvación de toda la tierra, de toda la humanidad.

Yo soy el Amor que procede del Padre y del Hijo y tengo la misión de revelarte al Padre y al Hijo y de hacer que ames al Padre y al Hijo comprendiendo cada vez más su amor por ti y la santa voluntad del Padre sobre ti.

Yo soy el dador de la vida, sin Mí no puedes hacer nada bueno, sin Mí vuelves a la nada. Por eso, cuando un alma se aleja de Mí, vuelve a la nada, es decir, vuelve a la muerte.

Es necesario que todos volváis a nacer. Y por eso llevo 25 años soplando Aquí en este lugar para hacer que los huesos muertos, es decir, los pecadores revivan, se levanten a la vida de la gracia, para que entonces Aquí verdaderamente el Padre, Jesús y Yo tengamos los verdaderos adoradores que buscamos por toda la tierra y no encontramos.

Sí, llevo 25 años soplando en este lugar para llamaros cada vez más al verdadero amor. Abrid vuestros corazones a ese amor, renunciad a las cosas mundanas que os alejan de Mí, que transforman el templo de vuestra alma que creé para Mí en un nido de víboras y serpientes venenosas, es decir, de pecados y demonios.

Si renuncias a estas cosas, si renuncias a tu voluntad, entraré verdaderamente en ti, llenaré tu corazón con Mi llama ardiente de amor, perfumaré, santificaré el templo de tu corazón y lo convertiré en Mi morada contigo y seremos uno en el amor y nunca más de ti, Nosotros: el Padre Jesús y Yo nos separaremos.

Llevo 25 años soplando en este Lugar buscando verdaderamente hacer revivir los desiertos de vuestras almas. A los que son dóciles a Mi voz, a la voz de Mi hijito Marcos, a los que verdaderamente Me obedecieron, a los que verdaderamente escucharon Mi voz con amor y la pusieron en práctica. A los que les he dado la gracia de que los desiertos secos y fríos se conviertan en jardines verdes llenos de amor, de calor y de santidad donde Yo, el Esposo de vuestras almas, el huésped de vuestras almas, pueda bajar verdaderamente a regocijarme, a descansar, a alegrarme, a satisfacerme verdaderamente viendo que vuestra alma devuelve mis gracias de amor, dándome amor, devolviendo las gracias de amor que Yo doy con amor puro.

Sí, si aún hoy no Me habéis abierto vuestro corazón, entraré y como por encanto transformaré vuestro desierto interior en un Jardín tan hermoso y tan florido con flores de virtudes y de santidad, que los mismos Ángeles del Cielo descenderán de allí para contemplar vuestras almas, para extasiarse con la belleza de vuestras almas. Y que ellos también vean aumentado su goce accidental al contemplar la belleza de vuestras almas.

Sí, abridme vuestros corazones y Yo haré verdaderamente de vosotros un Jardín tan hermoso que los mismos Ángeles vendrán a contemplarlo para aumentar su gozo accidental en el Cielo.

Oh, llevo 25 años soplando aquí en este Lugar para transformar verdaderamente los pozos secos, es decir, vuestras almas sin Mi Gracia, sin santidad, sin Mi Amor en pozos de aguas vivas, pozos que den al mundo entero las aguas de Su Amor, las aguas de Su Gracia, las aguas de Mi Amor, las aguas de la Paz, las aguas de la vida eterna.

Sí, quiero llenar tanto los pozos de vuestros corazones que se desborden y transformen el mundo entero de desierto en tierra fértil, donde Mis semillas caigan y produzcan frutos al ciento por uno.

Venid a arrojar de los pozos toda la tierra, es decir, arrojad de vuestras almas y corazones todo lo mundano para que Yo ponga allí el agua de Mi Amor, de Mi Gracia. Y Yo os transformaré verdaderamente en manantiales vivos que saciarán la sed de amor, de paz y de salvación de las almas de este mundo.

Y transformaré los desiertos de las almas arruinadas por Satanás en tierras fértiles que Me den mucho fruto de santidad.

Esta es vuestra misión, salvar las tierras destruidas por Satanás, es decir, salvar a las almas que él destruyó por el pecado y convertirlas de nuevo en tierras fértiles donde caiga Mi semilla y produzca mucho fruto, mucho fruto de amor.

Venid, hijos míos, no os demoréis más, pues cada día que pasa sufro más y más de añoranza por vosotros. Cuántos de vosotros os habéis alejado de Mí y habéis pagado Mi Amor con ingratitud, sí Yo soy un Dios enamorado de vosotros, que echa de menos a sus criaturas. Ahora os persigo con Mis gracias, pero llegará el momento en que me veré obligado a perseguiros con Mi Justicia.

Por eso, antes de que esto suceda, dejaos abrazar por Mí, amar por Mí, salvar por Mí. Porque he venido del Cielo para curaros, para salvaros y para daros la verdadera vida en Mí, que os hará vivir el Cielo en la tierra ahora, y luego sólo lo continuaréis en la eternidad.

La vida de los que Me aman es muy aventurera porque Me sienten, tienen Mi Gracia, tienen Mi Amor, son movidos por Mis continuas inspiraciones de amor, viven para Mí y Yo vivo para ellos. Yo soy su todo y ellos también lo son todo para Mí.

Por eso esta vida de unión, amistad y amor que quiero tener con Mi criatura, contigo, es la vida de los bienaventurados en el Cielo, donde Nosotros somos uno. Y esto es lo que quiero ser con vosotros ya aquí en la tierra, uno en el amor.

Por eso, hijos Míos, venid a Mí, dadme vuestro corazón, aceptad Mi Amor, no os demoréis más. Porque Yo soy un Dios que llora por la pérdida de Mi criatura, por la pérdida de Nuestros hijos a los que tanto amamos. Ven a Mí, vuelve a Mí por María mi Esposa Inmaculada, y entonces si te veo en Ella, con Ella y por Ella viniendo a Mí te daré todas mis gracias, todo mi Amor.

Venid a Mí, venid a Mí por María, con María y en María. Si veo que María vive y reina en ti, si te veo vivir verdaderamente en María, unido a Ella no te negaré nada, te lo daré todo. Porque lo que me complace es dárselo todo a María para glorificarla, para exaltarla y para hacerla siempre más feliz. Porque María me lo ha dado todo y por eso yo también se lo doy todo a María, y en el alma veo a María viviendo y reinando, en el alma veo también a María como Señora y Reina, el alma que veo viviendo en María a esa alma no le negaré nada. Y todo lo que Me pida se le dará porque Me lo pedirá en María, en Su espíritu, con Sus sentimientos y con Su propio amor que siempre ha sido tan agradable para Mí y el amor más perfecto y sublime que he recibido.

Por tanto, lo daré todo, haré todo para apresurar en el mundo el Triunfo de Su Corazón Inmaculado, que precederá a la venida de Mi Reino, el Reino del Espíritu Santo, que será el Reino del Amor, de la Gracia, de la Santidad en el rostro y en la vida del mundo y también de todos Mis hijos.

Sí, vendré, vendré como un Rocío Celestial regándolo todo, mojándolo todo con Mi Roca Divina. Y convertiré el desierto de este mundo arruinado por Satanás y el pecado en un verde jardín de amor.

Tus ojos verán esta maravilla, te daré esta gracia porque te amo tanto, te quiero tanto. Y os la daré especialmente por mi hijito Marcos, cuya obediencia, fidelidad a Mí y a María, cuyo amor me ha atraído y obtenido para vosotros una vez más la misericordia que se derramará abundantemente sobre vosotros en la medida en que Me abráis vuestros corazones.

A todos bendigo ahora amorosamente y derramo sobre todos vosotros las gracias más copiosas de Mi Amor».

(San Judas Tadeo): «Mis amados hermanos, Yo, Judas Tadeo, vengo hoy una vez más con nuestra Santísima Reina, con nuestro Dios de Amor para deciros: ¡Grande es el Amor de Dios por vosotros!

Grande es este Amor que os llamó de la nada a la existencia, que os dio la vida, que conservó vuestra vida, que perdonó todos los pecados de vuestro pasado. Y que te trajo aquí, a esta arca de salvación, que es este lugar bendito y sagrado para recibir verdaderamente gracia sobre gracia, bendición sobre bendición, misericordia sobre misericordia todos los días de tu vida.

Grande es el Amor de Dios por ti, que te amó incluso cuando estabas lejos de Él, cautivo en el pecado, cautivo de Satanás. Este Amor planeó vuestra liberación, planeó vuestra venida aquí, vuestra conversión, la restauración y renovación de vuestras almas.

Este Amor os ha colmado de tanta luz y gracia y aún hoy este Amor no se cansa de buscar caminos, de buscar formas de favoreceros, de beneficiaros, de amaros, de elevaros, de santificaros?

Grande es el Amor de Dios que realmente no miró tus imperfecciones y defectos, sino que miró sólo tu corazón, miró dentro de ti, vio tu interior muerto por el pecado, se apiadó de ti. Tus defectos, en lugar de alejar a ese Amor, lo inclinaron más hacia ti y lo hicieron enamorarse de ti.

Tus miserias y tus defectos, más bien, barreras a la gracia se convirtieron para el Señor en atractivos para que tuviera Misericordia, para que se enamorara de ti, para que bajara del Cielo a levantarte del polvo del pecado, a elevarte y a ponerte en el camino recto de la salvación.

Cuánto amor te tuvo el Señor, no tuvo en cuenta tus faltas, no se vengó de las ofensas que le has hecho.

Más bien, como un Padre bondadoso y amoroso se inclinó hacia vosotros, os trajo aquí, os colocó en Su regazo, en el regazo de Nuestra Santísima Reina, curó las heridas que el pecado abrió en vuestras almas y os dio de nuevo una nueva vida.

Grande es el Amor de Dios por vosotros, que verdaderamente no escatimó esfuerzos ni sacrificios para salvaros aquí. Ved este Amor durante 25 años. Aquí se ha entregado incansablemente a vosotros, lucha por vuestra salvación, lo hace todo, se revela, se os muestra de todas las formas y maneras para convenceros de lo mucho que Él, el Señor, os ama. Y sólo te pide Amor a cambio.

No te pide oro ni plata, no te pide obras imposibles. Sólo te pide amor, docilidad, humildad, sólo te pide gratitud.

Grande es el Amor de Dios por vosotros que envió aquí a Nuestra Santísima Reina, para que durante todos estos 25 años fuerais continuamente amados, cuidados, protegidos, cubiertos por Su Corazón Inmaculado y Sus gracias, liberándoos de todos los males, de todos los peligros, de todos los pecados. Y haciéndote verdaderamente rico en la gracia y el amor de Dios.

Ante este Amor sólo te pido que abras tu corazón, que aceptes este Amor y que dejes que este Amor entre en ti, que te transforme, que te cambie por completo hasta convertirte en la Imagen y semejanza perfectas de lo que es la Madre de Dios misma: pureza inmaculada, amor ardiente, infinito por Dios, bondad sin fin, amor sin límites.

Esto es lo que debes ser y para ello debes abrir tu corazón a Su Llama de Amor. Esta Llama que es el propio Espíritu Santo, que yo también recibí el Día de Pentecostés a petición de Ella. Yo era uno de los Apóstoles que estaba más cerca de ella, la amaba mucho y porque la amaba mucho recibí en gran profusión el descenso, la efusión del Espíritu Santo, Sus dones.

Y si tú también cultivas un gran amor por Ella, un verdadero amor por Ella también recibirás al Espíritu Santo en toda Su plenitud.

Por tanto, abre tu corazón a la Llama de Amor de la Madre de Dios, para que esta Llama entre en tu corazón y queme y destruya en él todo lo mundano, ponga todo lo celestial, todo lo divino. Para que tu corazón pueda vivir ya realmente la vida de los bienaventurados y de los Ángeles del Cielo en esta Tierra, siendo feliz con Dios y viviendo en perfecta comunión con Dios, para que después sólo puedas continuar esta vida después de la muerte en el Cielo, de una manera más plena y completa.

Abre tu corazón a la Llama de Amor de la Madre de Dios para que esta Llama entre en tu corazón y queme, llene tu corazón, tu corazón con los Dones del Espíritu Santo, para que seas fuerte como yo, sazonada como yo, justa como yo, sabia como yo, piadosa, temerosa como yo, magnánima, magnífica como yo, paciente como yo.

Y así, puedas verdaderamente como yo quemar el mundo entero con esta Llama de Amor que a través de ti quiere transformar el desierto helado de este mundo en un gran horno de Amor.

Por último, abrid vuestro corazón a la Llama de Amor de la Madre de Dios, que también es Mi Llama, para que esta Llama os transforme verdaderamente a todos en los verdaderos adoradores que el Padre Celestial vino a buscar Aquí, en los verdaderos hijos que tienen amor-amistad por Él, amor-filial, amor que no busca al padre por interés o por favor, ni por consuelo, ni mucho menos por miedo al castigo o a la pena. Pero el hijo que busca a Dios por sí mismo, que ama al Padre porque el Padre merece todo el amor del hijo. Es su origen, es su fin, dio su vida, porque el Padre es verdaderamente su principio y su fin.

Es del Padre de donde vino, el Padre le dio la vida en una llama ardiente de caridad porque del hijo no tenía necesidad. Y le dio la vida a su hijo sólo para hacerle heredero de todos sus bienes, de su gloria y de su felicidad eterna, y así creó al hombre, por pura caridad, por puro amor para hacerle feliz para siempre.

Buscad, pues, al Padre por amor, por gratitud, para que podáis darle verdaderamente el afecto y el amor que tanto buscó en Sus hijos de todo el mundo, pero que nunca encontró.

Que por fin seáis aquí esas almas ardientes de amor por el Padre a las que Él vino a buscar, para que Su Amor quede por fin satisfecho en vosotros. Y así derrame Su Santo Espíritu de Amor sobre toda la tierra, transformando el mundo en el mundo del Amor, en el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra del Amor, y el mundo y la humanidad vuelvan a aquella comunión y amistad que tenían con Él antes del pecado.

Yo, Judas Tadeo, te ayudaré cada vez más a tener esta verdadera Llama de Amor, pídeme esta Llama, implórame y te la daré.

Te quiero mucho, ¡te quiero tanto! El día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre mí en el Cenáculo, en oración con mis hermanos y hermanas y con mi Santísima Reina, se me reveló vuestra existencia, se me revelaron las Apariciones de Jacari, se me revelaron estos Mensajes, se me reveló la persona, la vida de mi amadísimo y predilecto Marcos, y fui designada por la Reina del Cielo para ser una de las Santas que deben acompañarle, protegerle y custodiarle siempre. Y también me ha sido revelada la existencia, la venida al mundo de este mi hermano y amadísimo hijo Carlos Tadeo, predestinado para estas Apariciones y para ser para nuestro amado Marcos padre, amigo y ángel de la guarda.

Todo esto me fue revelado, todo esto me fue mostrado por el Espíritu Santo. Y desde entonces todo lo que he hecho, todo lo que he sufrido, todo lo que he realizado por Dios y por Nuestra Santísima Reina, ya lo he ofrecido por vosotros, para que pudierais responder a tanta gracia, a tanto amor que se os ha dado aquí en este lugar.

Por tanto, queridos hermanos, abrid vuestros corazones y corresponded a esta gracia y misericordia tan grandes que se os da aquí y sed santos como vuestro Padre que está en los cielos es santo.

Rezad siempre mi Rosario, porque cada vez que recéis este Rosario descenderé del Cielo con muchos Ángeles para derramar sobre vosotros y sobre el lugar donde os encontréis las copiosas gracias del Señor y mi Llama de Amor.

A todos bendigo ahora con Amor desde Jerusalén, Nazaret y Jacari».

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

➥ www.AparicoesDeJacarei.com.br

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