Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 8 de mayo de 2016
Mensaje de María Santísima

(María Santísima): Mis queridos hijos, hoy, cuando ya estáis celebrando aquí el Aniversario de mis Apariciones en Fátima, vengo una vez más a deciros: ¡Yo soy la Señora del Rosario!
Me aparecí verdaderamente en la Cova de Iria, en Fátima, para llamar al mundo entero a la oración, a la conversión y al amor a través de Mis 3 Santos y Benditos Pastores.
Todas Mis apariciones en Fátima tuvieron como única finalidad llamar a todos Mis hijos al amor. La oración, el Rosario, el Sacrificio ofrecido a Dios fueron los medios para que Mis hijos alcanzaran esta unión de amor perfecto a Dios.
Por eso, Mis Apariciones en Fátima son una vehemente llamada de Mi Corazón Inmaculado al Amor. Mis Apariciones en Fátima son una llamada al Amor. A través de Mis Tres Pastorcitos he llamado a todos Mis hijos a no ofender más a Dios con pecados graves, a amarle, a obedecer Su Ley de Amor, a vivir en Su Gracia, a vivir una vida de perfecta unión con Él a través del Rezo del Rosario, a través del sacrificio, a través de actos de amor, a través de actos de penitencia y sacrificio. Y la entrega total de la propia vida para vivir una vida de amistad con Dios, adorándole y amándole profundamente como el Ángel de la Paz y como Yo enseño a hacer a Mis Pastorcitos.
Mis apariciones de Fátima son una vehemente llamada al Amor, porque a través de Mis Pastorcitos pedí más amor a Mi Corazón Inmaculado, pedí que Mis hijos no se clavaran más las espinas de los pecados en Mi Corazón, que se las quitaran con actos de desagrado, con el Rosario, con la devoción de los cinco primeros sábados.
Y sobre todo, con una vida santa viviendo Mi Mensaje de Fátima todos los días de vuestra vida, viviendo por tanto una vida de amor sincero hacia Mí.
Por eso el Mensaje de Fátima es un Mensaje de Amor, un Mensaje que hasta hoy no es comprendido en su esencia, en su núcleo, en su corazón. Cuántos se quedan sólo en lo exterior, en la superficialidad de Fátima, se contentan con rezar sólo algunos Rosarios, algunas oraciones, hacer alguna penitencia de rodillas.
Pero el núcleo, el corazón del Mensaje de Fátima es desconocido, no buscan comprenderlo. El corazón del Mensaje de Fátima es el Amor. Lo que vine a buscar en la Cova de Iria, en Fátima, fue el Amor.
En primer lugar el Amor de Mis Tres Pastorcitos y en ellos encontré el verdadero Amor, después en Mis hijos, en éstos no encontré el verdadero amor.
En Mis Pastorcitos que me dijeron «sí» con tanta generosidad y tanto amor ya desde mi Primera Aparición, aceptando todo lo que Dios les enviaba, todos sus sufrimientos. Y ofreciéndolo todo con un acto de amor, desagrado a Dios. Y un acto de amor y de súplica, de sacrificio por la salvación de los pecadores, en ellos mi Corazón encontró verdaderamente el amor verdadero, sincero, generoso, profundo, constante, obediente, sin reservas, incondicional, ilimitado y sin límites que tanto deseaba.
Sí, en ellos mi Corazón se llenó, porque en todo momento me dieron actos de amor, oraciones de amor, sacrificios de amor. Y por eso en ellos mi Corazón estaba complacido y satisfecho y también el Corazón de mi Hijo Jesús.
Desgraciadamente en los demás hijos Míos no encontré este amor en todos. Busqué por toda la tierra durante setenta, ochenta años hasta aquí, en Jacareí, para encontrar un alma como Mis Pastorcitos de Fátima que fuese capaz de darme un «sí» profundo, total, perseverante, sin reservas, como el suyo. Un alma capaz de sufrirlo todo por Mí, de abrazar todos los trabajos, luchas, cansancios, dolores, cruces por Mí.
Es mi hijo Marcos Tadeo, mi 4º Pastorcito, en él también mi Corazón se complace, encuentra su complacencia, está satisfecho porque me ofrece todo el día continuos actos de amor, esfuerzo de amor, trabajo de amor, renuncias de amor, sacrificios de amor, abnegación de amor, olvido de sí mismo y de su voluntad por mi Amor.
Por eso te he calificado Llámate incesantemente Amor. Sí, él es esa llama, ese acto incesante de amor por Mí que, como Mis Pastorcitos, se consume todo el día como una vela, dándome el calor de su amor. E iluminando las tinieblas de este mundo con la luz de esta llama de amor que hago arder en su pecho como hice en Mis Pastorcitos ya en la primera Aparición, haciéndoles arder en esta Llama de Amor abrasadora que es el Espíritu Santo mismo que es Dios.
Por eso, hijos Míos, hoy os invito también a ser llamas incesantes de Amor como Mis Pastorcitos de Fátima, como Mi hijito Marcos, dándome todo vuestro «sí», todo vuestro amor, todos los días de vuestra vida.
Por eso Mi hijito Marcos comprendió tan pronto el núcleo, el corazón del Mensaje de Fátima y lo vivió. Porque sólo las almas ardientes de amor y capaces de un amor ilimitado y sin reservas hacia Mí, como Mis pequeños Pastores, pueden comprender el corazón del Mensaje de Fátima y el corazón del mismo que es el amor. El amor en pura transformación, al que sólo llegan las almas de amor ilimitado, de amor sin reservas por Mí.
Sed almas de amor ilimitado por Mí, sed llamas intensas y continuas de amor por Mí dando vuestro «sí» como Mis Pastorcitos, como Mi Hijo Marcos aceptando todos los trabajos, luchas, cansancios, dolores de cruz por Mí y por la salvación de las almas, por el Señor y por la venida de Su Reino a la tierra.
Para que así vuestras almas sean verdaderamente almas de amor ilimitado, de amor ardiente y verdaderamente en vosotros mi Corazón Inmaculado también se complazca, se regocije y se sacie. Y finalmente encontrar la alegría de veros perfectamente amados por un hijo Mío que me lo da todo y nada me niega.
Sí, sed llamas incesantes de amor como Mis Pastorcitos de Fátima, como Mi 4º Pastorcito de Jacareí, viviendo siempre otra vida de verdadero amor Conmigo. Viviendo la verdadera consagración a Mí que se hace del Amor dándome todo, nada negándome. Renunciando a tu voluntad, a tu opinión, a tu carne, al mundo y a todo lo demás por Mí, por el Señor y por las almas.
Entonces conocerás también el núcleo, el corazón de Mi Mensaje de Fátima, conocerás el mayor Secreto de Fátima, mayor que el que di en Tres Partes a Mis Pastorcitos: El Secreto del Amor, del Amor más grande, del Amor sin límites de Mi Corazón por Mis hijos, por el Señor, por toda la humanidad. Quien Me envió sobre la pobre encina de Cova de Iria para llamar a todos Nuestros hijos a que vuelvan a Nosotros por el camino del verdadero Amor, del «sí», de la entrega total de sus vidas a Nosotros para que os llenemos a todos de Nuestra Llama de Amor.
Entonces, si hacéis esto Mi Llama de Amor estallará poderosamente a través de todas las barreras y obstáculos del mundo y Mi Corazón Inmaculado triunfará finalmente quemando a todos con Mi Llama de Amor. Y transformando a todos en otros tantos Pastorcitos que darán a Dios la adoración más perfecta, el amor más perfecto y a Mí también el afecto, el amor y el consuelo más perfectos de todo el Universo.
Si vosotros, hijos Míos, Me dais este «sí», Mi Corazón Inmaculado derramará Mi Llama de Amor sobre todos vosotros, y el Segundo Pentecostés transformará la faz de toda la tierra. Y entonces, el Mensaje de Fátima se cumplirá finalmente y el mundo se transformará en el Reino de Amor del Corazón de mi Hijo Jesús, de mi Corazón y también de José.
Y entonces todas las almas vivirán en Dios y Dios vivirá en todos Sus hijos.
Seguid rezando Mi Santo Rosario todos los días. Seguid rezando Mi Rosario para que, de verdad, cada día predisponga vuestras almas a recibir Mi Llama de Amor y a renovaros completamente transformándoos en copias vivientes de Mis Pastorcitos de Fátima.
A todos bendigo con amor desde Fátima, Bonate y Jacari».
(Pastorinho Francisco Marto): «Queridos hermanos Míos, Yo, Francisco Marto, siervo de la Madre de Dios y Pastorinho de Su Corazón, me regocijo en venir hoy con Ella una vez más para bendeciros y también para deciros: Sed llamas vivas de amor como lo fui yo, como lo fue mi hermana Jacinta, como lo fue mi prima Lucía de amor a Dios y a la Madre de Dios.
Para que vuestra vida sea verdaderamente como la nuestra, un himno incesante de Amor a Dios y a la Madre de Dios, que os disguste, os consuele y produzca la conversión de muchos pobres pecadores.
Sed llamas vivas de amor rezando muchos Rosarios como yo he rezado toda mi vida para consolar a Jesús y a María y para darles amor, afecto y salvar almas.
Sed llamas vivas de amor llorando como lloro tantas ofensas con las que el mundo hiere, hiere al Corazón Divino de Jesús y al Corazón Inmaculado de María.
Sí, es verdad, mi padre a menudo me veía llorar por la noche y cuando me preguntaba por qué lloraba yo le respondía: Lloro porque Nuestro Señor y Nuestra Señora están muy tristes por tantos pecados del mundo. Quiero consolar a Jesús, quiero consolar a Nuestra Señora, ¡quiero sufrir por Su Amor!
Sé así también, consuela a Jesús, consuela a Su Santísima Madre sufriendo todo con paciencia por amor a ellos. Vive una vida de verdadero amor por ellos, llorando por tus pecados y por los pecados del mundo entero con los que ellos son ofendidos.
Y por último, como os llamo vivos de amor, deseando siempre el cielo como siempre os he dicho: No quiero ser sacerdote, no quiero ser médico, no quiero ser nada. Quiero ir al Cielo para consolar a Jesús y a María.
Que éste sea tu mayor deseo para consolar a Jesús y a María con tu vida llena de penitencia, de oración y como muy bien te acaba de decir la Madre de Dios, no quedándote sólo en la superficialidad del Mensaje de Fátima y del Mensaje de Jacari, reduciéndolo todo a meras prácticas de piedad.
Id al corazón, al corazón de estos dos Mensajes, que es una sola cosa: ¡amar! Amor sin reservas, sin límites a Dios, que os hace morir completamente por vosotros mismos, por vuestra voluntad personal cotidiana sólo para hacer la voluntad de Dios, para sufrirlo todo por Dios y por Su Madre. Y como Nosotros los Pastorcitos de Ella y como todos los Santos que más la amaron sólo en amor a Ella viváis y sólo en amor a Ella muráis.
A ti, mi amado Marcos, que continúas y terminas lo que la Madre de Dios comenzó con nosotros en Fátima. A ti que eres Nuestro dulce y tierno hermano, de quien somos muy celosos y muy cuidadosos. A ti derramo hoy las más abundantes bendiciones del Señor y de la Madre de Dios.
También derramo sobre ti grandes gracias que he ganado con mis sufrimientos, méritos, rosarios, dolores. Para que realmente continuéis y terminéis esta gran obra iniciada por la Madre de Dios en Fátima y que aquí seáis conducidos a su pleno Triunfo, a su pleno éxito.
Sé fuerte y exige que todos los que están a tu lado sean también fuertes como tú, porque una gran obra como ésta exige almas de amor puro, almas ardientes de amor puro, almas ardientes de amor. Las almas tibias y frías, de poco amor, no valen para estar aquí, por eso exige cada día más: amor, sacrificio, entrega, fortaleza, valor y coraje. Porque sólo los dignos llegarán al Triunfo del Corazón Inmaculado de Nuestra Santísima Reina.
Y en cuanto a vosotros, descansad siempre en Mi Amor, en el Amor de Jacinta y en el Amor de Lucía, porque os queremos mucho y estamos siempre muy atentos a la voz de vuestras súplicas. Venid a pedirnos lo que queráis.
La Señora Nos consideró dignos de recibir el gran Milagro del Sol que toda la multitud vio en Su última Aparición a Nos. La Señora también te consideró digna de los mismos signos al principio de las Apariciones que toda la multitud que vino aquí vio y confirmó.
Así que debes sentirte feliz porque eres una de las almas más afortunadas, ricas, preferidas y amadas del Señor y de Su Madre. Eres una de las almas mejor consideradas por Él, el Señor y Su Madre, y por ello no debes temer a nada ni a nadie y no desfallecer nunca.
Sigue adelante porque todo lo que Nos pidas la Señora, Nuestra Reina te lo dará y ofreceremos todos Nuestros méritos y súplicas por ti.
Ven, mi amado hermano, recibe ahora nuestro más profundo y ardiente abrazo de amor y nuestra bendición».
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