miércoles, 1 de junio de 2016

Llamamiento de Dios Padre a Su Pueblo Fiel.

¡Es Hora, Pueblo Mío, de Comenzar a Rezar Sin Cesar Para que la Fuerza y el Poder de la Oración Os Preparen para los Próximos Días de Batalla Espiritual!

Que mi paz esté con vosotros, pueblo mío, heredad mía,

Hijos míos, mi corazón, el corazón del Padre de la humanidad, está afligido y siento una gran tristeza al ver a esta generación ingrata y pecadora que se niega a escucharme y a poner en práctica mis preceptos. El azote de la guerra hará retroceder a la humanidad, el orgullo de los reyes de este mundo sólo traerá muerte, destrucción y desolación para mi creación y mis criaturas.

Toda la tecnología de muerte creada por el hombre de estos tiempos finales se volverá contra el hombre y la ciencia retrocederá miles de años. Los supervivientes de la calamidad nuclear volverán a empezar y repoblarán mi creación. El hombre volverá a la Edad de Piedra.

¡Ay de ti, Israel, porque se acercan los días de tu purificación! Oh madres de Jerusalén, corred a proteger a vuestros hijos, como hace la gallina con sus polluelos, ¡porque se acerca el día grande y terrible del Señor! ¡Levantaos, montañas y colinas; huid, aves del cielo y buscad vuestro refugio, criaturas mías! Elevad cánticos quejumbrosos, hijas de Sión, porque se acercan los días de Mi Justicia; ¡Romped vuestros corazones y no vuestras vestiduras y clamad al cielo, pueblo mío, para que podáis soportar con fe y esperanza los días de purificación que se avecinan!

¡Oh, oh, oh!», ¡ésos serán los gemidos lastimeros de la hija de Sión, que llorará desconsoladamente en esos días por la pérdida de sus hijos! Llorará como lloró Raquel en tiempos del tirano Herodes. ¿Quién podrá consolar a la hija de mi pueblo? Sólo quienes pongan su confianza en el Señor, podrán superar las pruebas de esos días, que se acercan como fantasmas.

Volved a mí de todo corazón, pueblo mío, aún os quedan unos instantes de misericordia; no os canséis; prestad atención a mis angustiosas súplicas, para que mañana seáis excusados y os sean más llevaderas las pruebas de purificación por las que pasaréis.

Es hora, pueblo mío, de que empecéis a orar sin cesar, para que la fuerza y el poder de la oración os preparen para los días de batalla espiritual que se aproximan. En esos días, vuestra oración continua será vuestra fuerza y, al igual que hice con mi pueblo cuando caminaba por el desierto camino de la tierra prometida, también haré con vosotros en vuestro desierto. Os escucharé en la medida en que oréis y alabéis, unidos en la oración. Tened confianza en vuestro Dios y os enviaré el pan de cada día.

Id, pues, y preparaos con la oración; formad grupos de oración con vuestros hermanos; ajustaos a mis instrucciones que os enviaré con mis mensajeros, para que cuando lleguen esos días, estéis preparados y juntos seáis una sola voz que alabe y clame al Cielo. Mañana mi Nuevo Israel será un solo pueblo unido en la oración.

Permaneced en mi paz, pueblo mío, herencia mía.

Vuestro Padre, Yahvé, Señor de las Naciones.

Da a conocer mis mensajes a todos los confines de la tierra.