viernes, 12 de agosto de 2016

Noche de la Expiación de Heroldsbach.

Nuestra Señora habla después de la exposición del Santísimo Sacramento en la iglesia doméstica de Göttingen a través de Su instrumento e hija Ana, dispuesta, obediente y humilde.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Hoy hemos comenzado las horas de la expiación en nuestra iglesia natal. El altar de María estaba de nuevo ricamente decorado con orquídeas blancas y abundante decoración de velas. La Virgen estaba iluminada. Estaba vestida toda de blanco y en su corona brillaban perlas blancas y diamantes. El altar del sacrificio también estaba decorado con flores y velas.

El Padre Celestial nos miró durante la Santa Misa de Sacrificio con amor y ternura y nos bendijo.

La Reina de las Rosas de Heroldsbach nos dirigirá hoy unas palabras.

Ahora hablará la Virgen: Yo, vuestra queridísima Madre, vuestra Reina de las Rosas de Heroldsbach, hablaré hoy a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi voluntad y repite hoy las palabras que vienen de Mí.

Hoy, en esta noche de expiación, habéis soportado varias horas en oración y expiación y habéis ofrecido sacrificios para expiar los muchos y graves pecados de los sacerdotes.

Amado Muldaner, amados peregrinos de cerca y de lejos y tú, amado pequeño rebaño con tus seguidores acompañantes. Con toda perseverancia habéis pasado hoy estas horas de expiación. Queríais expiar las muchas ofensas de los sacerdotes. Está cerca de tu corazón y ciertamente de tu amada Madre Celestial que muchos sacerdotes se salven.

Hoy hay muchos sacerdotes que están divididos y que no saben exactamente cómo y cuándo quieren arrepentirse. Ha surgido una desunión en sus corazones. A menudo no saben qué camino tomar. En esta Iglesia modernista no encuentran apoyo ni ayuda. Con estos cardenales y obispos modernistas de autoridad, buscan impotentes un camino que no pueden encontrar para ellos. Los sacerdotes son adictos al mundo. No saben cómo dar un giro a sus vidas. Aunque buscan, no encuentran una salida.

Mis queridos hijos de los sacerdotes, al fin y al cabo soy vuestra madre ¿Por qué no acudís a Mi Corazón Inmaculado? ¿Cuánto espero, como madre, vuestro arrepentimiento?

¿No sabéis cómo sufre mi hijo? Volverá a ser azotado por vosotros, coronado de espinas y crucificado.

¿No sabéis que os espera el Santo Sacramento de la Penitencia? Jesucristo, Mi Hijo, está ahí por ti. Él fue a la cruz por vosotros. Os ha elegido como Sus hijos sacerdotes, pues todos vosotros sois los llamados del Padre Celestial.

Mis queridos hijos de los sacerdotes, ¡cuánto os espera el Padre Celestial! La mampostería de la Iglesia católica es sólida, porque la Iglesia católica nunca se hundirá, aunque en este momento parezca que sí. Que vuestros corazones también estén encendidos por la verdadera fe. Yo, como Madre Celestial, os cojo de nuevo de la mano y os llevo al Padre Celestial.

Hoy, en esta noche de expiación en Heroldsbach, muchos peregrinos rezan y expían por vosotros. Sus corazones también están llenos de anhelo por una iglesia con sacerdotes de la verdadera Iglesia Católica y Apostólica. Cada mes, estos peregrinos asumen muchas preocupaciones y esfuerzos para viajar a Heroldsbach. Cómo les gustaría escuchar testimonios de sacerdotes que ya se han arrepentido.

Pero sé como Madre amada que Mis peregrinos de cerca y de lejos y también Mi amado pequeño rebaño y seguidores no se darán por vencidos. Los amo a todos y los encierro en Mi corazón maternal. Allí están bien protegidos y nadie puede robarles su alma profundamente creyente.

Viven en esta confianza y dicen al Padre Celestial un renovado 'sí, Padre, permanecemos fieles a ti'.

Ahora tu amada Reina de las Rosas de Heroldsbach te bendice con todos los ángeles y santos, el Dios Trinitario, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Permanece en el amor y continúa obedientemente en el arduo camino de la fe. La protección del cielo es segura para vosotros.