Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
domingo, 7 de agosto de 2016
XII Domingo después de Pentecostés y Fiesta del Padre Celestial.
El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V. a través de Su instrumento e hija Ana, dispuesta, obediente y humilde.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Hoy, primer domingo de agosto, hemos celebrado con toda reverencia la Fiesta del Padre Celestial en una Santa Misa de Sacrificio en el Rito Tridentino según Pío V. En el futuro se celebrará en todas las iglesias cada año. Éste es el deseo del Padre Celestial, porque esta fiesta es muy importante.
«Yo, como Padre Celestial, quiero daros las gracias por los muchos ramos de flores que Mi seguimiento Me ha enviado». Son hermosos y hoy, para esta fiesta especial, decoran el altar de María y el altar del sacrificio. Los adornos de velas y flores brillaban hoy con esplendor festivo.
El Padre Celestial hablará hoy, en Su Fiesta: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y en este momento, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi Voluntad y repite hoy sólo palabras que vienen de Mí.
Amado pequeño rebaño, amados, pertenecientes seguidores y amados creyentes y peregrinos de cerca y de lejos. Hoy quiero celebrar Mi fiesta especial con vosotros.
Os doy las gracias por la atención que me habéis prestado, por todo vuestro amor. Sí, Mis amados, es una gran fiesta para todos vosotros, hoy, en este día especial, que permanecerá en vuestra buena memoria.
Yo, el Padre Celestial, no sólo os agradezco vuestro amor, sino que también os daré algunas profecías. Llegará el momento, amados míos, en que os daré a conocer todo lo que ya está presente en vuestros corazones. Corrientes de amor y de gracia fluirán en abundancia. Tu corazón está lleno de gracia.
¿Qué hay de Mí, el Padre Celestial en la Trinidad y la Iglesia del Hijo Divino, Jesucristo? Yo Soy el Padre Celestial que ama a Sus hijos por encima de todo y los abraza hoy. Os recibo a cada uno de vosotros en Mi Corazón de Padre. Sois mis amados porque creéis y confiáis y porque no os rendís.
Especialmente en Mi Día de Honor quiero mostraros mi gratitud porque os digo que a través de vosotros ya se ha fundado la Nueva Iglesia. Aún espero muchos testimonios. Mis amados hijos, que creen, dan testimonio de Mí, de Mí, el Padre Celestial. El Padre ama a Sus hijos y sólo quiere conseguir lo mejor para ellos. A menudo parece que os dejo solos con vuestras preocupaciones y necesidades. Pero no es así, amados míos. En cualquier momento estoy ahí para vosotros y también dispuesto a hablar. Pero creedme, sois mis seres queridos a los que nunca dejaré solos. El Padre ama inconmensurablemente a Sus hijos y los atrae cada vez más a Su corazón.
Hoy habéis oído en el Evangelio que debéis dar testimonio de Mí. Lo repito porque el testimonio es muy importante para hoy. Cuando un sacerdote da testimonio de su vocación y ordenación, sale al mundo.
Lo mismo ocurre con Mis Mensajes que te doy a ti, hijita Mía, desde hace doce años, porque salen al mundo entero y se dan a conocer. No puedes imaginar cómo irradian y fluyen en este tiempo presente. No lo experimentarás porque no podrías captarlo, porque es mi voluntad y mi plan. Créelo, porque Yo, el Padre Celestial, te lo profetizo.
Una corriente especial de gracia emana de la pequeña ciudad de Mellatz, la Casa de la Gloria. Es la Casa del Padre, amados Míos, que Yo mismo fundé allí. La mampostería es sólida, como una roca en el oleaje. Allí florecerán vuestros corazones. Hoy todo debe brillar con esplendor festivo. Vuestra Madre dejará que estas corrientes de gracia fluyan hacia vuestro corazón, porque, al fin y al cabo, es vuestra Madre más querida, a la que he puesto a vuestro lado, como Padre Celestial en la Trinidad.
¿Crees que tu Madre Celestial estará a tu lado en todas tus preocupaciones y necesidades? ¿Crees en tu Padre Celestial que nunca te olvidará porque quiere estar siempre contigo? Llámame en cualquier situación, Yo Estoy ahí para todos vosotros. ¿Alguna vez no estuve dispuesto a escucharos, Mis amados? Venid a Mí con vuestras preocupaciones, Yo Estoy ahí. Incluso si todos os abandonaran, y la apostasía que Nuestra Señora mencionó ayer continuara, de modo que la Iglesia actual estuviera en destrucción total, Yo, el Padre Celestial, sigo estando aquí para vosotros.
Yo Soy el Padre Celestial de la Nueva Iglesia. Llevo mucho tiempo con el cetro en la mano. No voy a soltar este cetro de mi mano. El maligno sigue teniendo su éxito en este mundo y en esta Iglesia modernista. Como he profetizado a menudo, estáis a punto de sufrir Mi intervención.
Ayer viste una profecía en Internet. Sí, es verdad. En el futuro designaré todavía a varios videntes que me sean leales y quieran hacer expiación por todo el mundo como vosotros habéis hecho hasta ahora, amados míos. No renunciéis a continuar en la oración y la expiación porque veáis cómo quieren seguir destruyendo la Iglesia, incluso hasta hacerla irreconocible.
Es difícil para vosotros llegar a las personas que creen en Mis mensajes. Pero también hay otras personas que están en otros países y creen en estos mensajes traducidos. Hay algunos que creen y otros que dejan de lado estos mensajes o los desprecian y se burlan de ellos. Debéis aprender a soportar esta persecución, amados míos. Yo, vuestro Padre Celestial, sé todo lo que os oprime. Pero también os digo una y otra vez que os amo. Vosotros también me amáis con vuestro contraamor. Si confiáis en mí y me creéis que permanezco con vosotros, que os guío y conduzco y que estoy a vuestro lado en todas las situaciones, entonces no os pasará nada.
Te harás más fuerte a través de tus derrotas. Serás acusado y llevado ante los tribunales. Pero se os dan palabras que vosotros mismos no comprendéis. Estas palabras os las proporciono Yo, el Padre Celestial. No debéis inventaros nada. Todo lo que viene procede del Padre Celestial. Siempre es el bien lo que debéis conservar. El mal déjalo a un lado y no pienses más en él. Aunque Satanás utilice su maldad contra ti, no te ocurrirá nada. No tengas miedo, pues entonces estarás protegida con todos los ángeles. Tu Madre Celestial nunca te dejará sola como madre durante este tiempo.
Hoy es un tiempo muy difícil, el más difícil de todos. Sufrís, pero sufrís voluntariamente y decís: «Sí, Padre, como quieres, así se hará». Así que estoy de acuerdo, aunque este sufrimiento sea apenas soportable, sigo diciendo «Sí, Padre», porque Tú estás ahí. Tú eres mi padre y sabes que te quiero. Estás esperando que te diga una y otra vez: 'Sí, Padre, tu amor es el mayor regalo que tengo en alto. Tú eres mi padre y yo soy tu hijo. Tú me amas y yo te amo, así de sencillo es el amor entre padre e hijos de padre».
Por eso quiero bendecirte hoy, en un ambiente festivo muy especial, con tu Madre Celestial, con todos los ángeles y los santos, en la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amados Míos, ayer celebrasteis la fiesta de Mi Hijo, Su transfiguración. Pero he dado a Mi amada Madre la precedencia de su Cenáculo.
No olvidéis nunca que Yo soy vuestro amado Padre celestial que os ama inconmensurablemente. Este amor no cesará en la eternidad, pues es celestial.
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