Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

viernes, 1 de julio de 2016

Fiesta de la Preciosa Sangre de Jesucristo.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V. a través de Su instrumento e hija Ana, dispuesta, obediente y humilde.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. La Santa Misa Sacrificial se celebró de nuevo con toda reverencia en el Rito Tridentino según Pío V. Tanto el altar del Sacrificio como el altar de María estaban bañados por una resplandeciente luz dorada y roja.

El Padre Celestial también hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y en este momento, a través de mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en mi voluntad, y repite hoy sólo las palabras que proceden de mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores y amados peregrinos y creyentes de cerca y de lejos. Os preguntáis hoy «¿Por qué en la fiesta de San Pedro y San Pablo no hubo ninguna palabra, ningún mensaje especial? Sí, amados Míos, os he dejado en la oscuridad. La cátedra de Pedro no está ocupada, Mis amados. Cuánto sufre en este tiempo Mi Hijo Jesucristo, que designó al sucesor de Pedro. El falso profeta ha ocupado este lugar.

Toda la Iglesia Católica está sumida en la confusión y el error. Los coroneles ya no saben que deben representar la fe católica y, sobre todo, deben dar testimonio de ella. Si el Pastor Supremo ya no yace en la verdad, los cardenales y obispos tienen el deber de señalarle que no debe difundir el error y la confusión por todo el mundo. Por eso, Mis amados, sufrí especialmente aquel día. Vosotros, Mis amados creyentes, que sois elegidos, habéis sufrido Conmigo en este día.

Hoy, dejo que la Sangre de Mi Hijo Jesucristo fluya en los corazones de los sacerdotes indignos, sí, he dicho los sacerdotes indignos. Morí por estos sacerdotes indignos y los redimí mediante Mi sacrificio en la cruz. Estos sacerdotes no han aceptado Mis gracias especiales. Se resisten a celebrar el Santo Sacrificio de la Misa con especial reverencia después de Pío V.

Siguen pensando: «Celebramos la comida modernista después del Vaticano II». Todos deben también presenciar y transmitir la comunión de esta comida. Pero es una comida que no corresponde a mis deseos. Sólo la Fiesta Sacrificial Tridentina según Pío V. está en la verdad plena. Deseo esta fiesta a todos Mis hijos sacerdotes.

Aún es tiempo, Mis amados, de despertar y darse cuenta: «Soy sacerdote para siempre y tengo el deber, si la Suprema Sede no me da estas instrucciones, de comparecer y decir: 'Esto no corresponde a la verdadera fe católica, sino que, yace en la confusión'. Yo, como sacerdote, decidiré sólo por la verdad, o me extraviaré.

Vosotros, Mis hijos sacerdotes, estáis ante el abismo, si aún no queréis confesar esto.

Cuántas almas expiatorias he designado hasta ahora. Ellas expían por vosotros, para que esta verdad pueda fluir en vuestros corazones. Hoy hago fluir la Sangre Preciosa de Mi Hijo Jesucristo. Confesad la verdad, volveos y haced una confesión digna.

Yo, como Padre Celestial, hago posible todo lo imposible. Ahora os preguntáis: «¿A qué sacerdote haré una confesión digna, cuando todos los sacerdotes están confundidos? - Yo os nombraré a estos sacerdotes si estáis dispuestos a confesaros y a dar testimonio de la verdad.

La Preciosa Sangre de Mi Hijo sigue fluyendo en esta Santa Misa de Sacrificio, aquí en Gotinga, a través de Mi Hijo sacerdotal, que celebra cada día el verdadero Santo Sacrificio. Él confiesa la verdad. Nada puede impedir que él también sea testigo de toda la verdad.

Cuántas veces habéis sabido, Mis amados hijos sacerdotes, que se os pedía volver atrás al fin. Hasta ahora no lo habéis seguido. Pero ahora una vez más, en este gran día en que ha fluido la Preciosa Sangre de Mi Hijo Jesucristo, tenéis la oportunidad de arrepentiros. Una vez más tenéis la oportunidad de salir de este error y confusión. Celebrad la Santa Fiesta del Sacrificio en la verdad, en el verdadero rito tridentino, y profesadlo. Entonces seréis Mis amados hijos sacerdotes que Me obedecen a Mí y no a este falso profeta, porque como sabéis, hace tiempo que tomé en mi mano el cetro de este pastor principal, porque vierte esta falsedad y esta confusión en el mundo entero.

Yo, vuestro Padre Celestial, lo juzgaré todo. Refundaré la verdadera Iglesia católica en todo su esplendor y gloria. Veréis cómo esta Iglesia se levantará gloriosamente.

Ahora os bendigo hoy con la Preciosa Sangre de Mi Hijo Jesucristo en la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Estad dispuestos a hacer mi voluntad y a seguirme sólo a mí, porque os espero a todos. Quiero acogeros finalmente en Mis brazos amorosos. Pero es necesario vuestro arrepentimiento.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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