lunes, 16 de mayo de 2016

Lunes de Pentecostés.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la iglesia doméstica de Göttingen a través de Su instrumento e hija Ana.

El altar del Sacrificio y el altar de María no sólo estaban bañados en una luz resplandeciente de oro y plata, sino también rodeados de un mar de flores. Desde lejos, los ángeles entraban y salían. Las velas del altar se encendieron y se elevaron hacia el cielo. También hoy las llamas del Espíritu Santo habían aparecido sobre nuestras cabezas.

El Padre Celestial también hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y en este momento a través de Mi instrumento dispuesto, obediente y humilde Ana, que está completamente en Mi voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores, amados peregrinos de cerca y de lejos y también vosotros amados creyentes que creéis y seguís confiando en Mis mensajes. Os amo a todos, y hoy, en el segundo día de Pentecostés, quisiera daros algunas instrucciones para que os fortalezcáis para la batalla final, que hace tiempo que ha comenzado y que exige de vosotros muchos sacrificios.

Amados seguidores, no cejéis en la oración, en el sacrificio y tampoco en el sufrimiento. Como ya os he dicho, cada uno de vosotros que me siga, que crea en estos, mis mensajes, tendrá que experimentar un sufrimiento especial porque está clavado en la cruz conmigo. ¿Por qué Yo, el Padre celestial, os exijo tanto, amados seguidores? Porque sois Mis fieles, porque estáis directamente detrás de Mi pequeño rebaño, porque tenéis que fortalecerlo, porque estáis ahí para Mí, el Padre celestial, porque confiáis y no os rendís.

En número os elevaréis. Vosotros, queridos Muldaner, sois los seguidores y también muchos otros, que no pueden peregrinar cada 12 y 13 de mes y creen en los mensajes, también pertenecen a mis seguidores.

Ya hay más de 60 creyentes. Seguiré salvando a Mis amados hijos sacerdotales mediante vuestros sacrificios. Todavía no están dispuestos a cumplir Mi voluntad de creer en Mis mensajes para celebrar la Santa Fiesta del Sacrificio en el Rito Tridentino con toda verdad. Todavía se rebelan contra ello y celebran la misa popular, que no es válida, porque Satanás se enfurece y Satanás hará allí su juego.

Amados creyentes, alejaos de estas misas populares. Os lo advierto, porque Satanás también ejercerá su poder sobre vosotros si no creéis en estos mensajes. Son Mis instrucciones, no las instrucciones de Mi amada pequeña Ana. Ella no podría transmitir los mensajes que recibe, porque no tiene los conocimientos religiosos necesarios para esta tarea. Ella escucha mis palabras y las obedece y sólo dice mis verdades.

Mis amados creyentes, conseguid el 7º libro. Os digo una vez más lo importante que es leerlo, porque contiene el apocalipsis de estos tiempos finales. Estos tiempos finales ya han comenzado y serán difíciles para todos. Pero sobre todos extenderé mi protección cuando crean y confíen en mis palabras, no en las palabras y deseos de mi pequeña Ana, que no lo es. Pues sigue siendo mi pequeña nada. Nada sale de ella, todo sale de mí. Está débil y miserable y casi desmayada. Con el poder humano fallaría cada día, pero con el poder divino la fortalezco cada día.

Mi querida hijita, esta noche has experimentado este desmayo y te has preguntado: «¿Por qué, Padre celestial, no me fortaleces ahora? Porque hoy quería demostrarte con qué fuerza actúa en ti el Poder Divino. Tú eres débil, pero Yo, el Dios Trino, el Dios Padre, soy fuerte y puedo fortalecerte en todo momento. Yo lo haré. Debes confiar. Debes creer íntimamente que nada está fuera de ti, nada, pero también nada en absoluto. - Mi amor te inundará. El Espíritu Santo te desbordará. Nada seguirá estando fuera de ti. Pero en el Poder Divino pronunciarás palabras y darás instrucciones que no pueden estar fuera de ti.

Mucha gente podrá experimentarlo, pero sólo aquellos que crean. Los que no creen son del mal, y esta maldad habla fuera de ellos. Pero una vez que sean juzgados. El que no crea será condenado, y en él no está la luz, sino las tinieblas, como habéis experimentado hoy en el Evangelio. Necesitáis la luz y vivís en esta luz. Vuestras almas son ligeras y luminosas. Amistosos y cariñosos os encontráis con la otra persona y esta radiación de vuestro corazón se irradia hacia fuera. Muchos sentirán que el Espíritu Santo actúa en vosotros. Creed y confiad, aunque Mi pequeña Katharina siga gravemente enferma. Tú, Mi pequeña Ana, llora por ella. (Ana llora).

Dile que llame a su marido Su marido está en el cielo. Y quien está en el cielo es un santo. Puede pedírmelo. Ni sus hijos la ayudarán, al contrario, los hijos la han abandonado y la dejan sola. Eso también te duele, hijita mía. Consigue la foto de su marido para que pueda mirarla. En el cielo siguen casados. Y en el cielo todo parece diferente, hijita mía. No hay tribulaciones, ni las penas que tienes ahora, las tienes en el cielo. Éstas te son quitadas porque se te permite participar en el banquete nupcial. Puedes esperar esto, el banquete de bodas eterno. Cada día recibes la fuerza de Dios, la Santa Cena, la Santa Comunión recibes de Mí a Jesucristo, Mi Hijo, con divinidad y humanidad y Él obra en ti y permanece en ti. Cada día y en cada momento puedes llamarle, porque Él no está lejos, como crees. Habla de todo con Él. Él quiere oírlo todo de ti.

Gracias por vuestras confesiones de ayer. Fueron fructíferas para muchos, porque la sangre de Mi Hijo Jesucristo seguirá fluyendo. Os amo y os agradezco que a pesar de todo el trabajo sigáis dedicando tiempo a Mis palabras, para que Mis palabras fluyan en el mundo. Esto es importante, esto es lo que sigo deseando de vosotros y agradecedme que creáis en Mí una y otra vez, me améis y permanezcáis leales a Mí. Gracias por vuestro amor. Sois amados y fortalecidos con el Amor Divino.

Bendito sea ahora el Dios Trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. Eres amada por tu queridísima Madre Celestial y Reina de la Victoria y con todos los ángeles y santos. Amén.