domingo, 4 de noviembre de 2012

Domingo, 4 de noviembre de 2012

Domingo, 4 de noviembre de 2012:

Jesús dijo: “Mi pueblo, he advertido a los míos de una división inminente en Mi Iglesia entre una iglesia cismática y lo que quede de los fieles. Esta iglesia cismática malvada será liderada por Satanás utilizando enseñanzas de la Nueva Era y herejías. Esto causará que los míos formen una iglesia clandestina como en las catacumbas de antaño. También verán cómo las libertades religiosas son atacadas por su gobierno, y los cristianos serán martirizados nuevamente por su fe. Cuando sus vidas estén en peligro, llamaré a los míos para que sus ángeles guardianes los guíen a la protección de Mis refugios.”

Jesús dijo: “Mi pueblo, en los días en que viví en la tierra, la comida no era tan abundante como la que tienen hoy. En la Última Cena esto fue una celebración de la Pascua, que usó pan sin levadura, copas de vino y hierbas amargas, que era un alimento hecho a toda prisa. Esta costumbre del pan sin levadura todavía se usa hoy en la Hostia de la Comunión. El vino del altar también tiene ciertos requisitos. Estos dos alimentos simples se utilizan en la Misa, pero no deben sustituirse por pan con levadura. La consagración de estas especies físicas en Mi Cuerpo y Sangre es el don más precioso que puedo dar a los míos en Mi Eucaristía. Este sacramento es tan sagrado, que se indica a Mi pueblo que no Me reciban con pecado mortal en sus almas. Aquellos que cometen un pecado de sacrilegio están cometiendo otro pecado mortal que debe ser confesado. Les doy la bienvenida a todas las almas a la Confesión para que puedan limpiar sus pecados de sus almas, y luego serán dignos de recibirme en la Sagrada Comunión. Obtienen gracias de ambos sacramentos, pero muchos no van a la Confesión tan a menudo como deberían. Las peores situaciones son las personas que viven juntas en pecado mortal con fornicación, y continúan participando en Comuniones sacrílegas. Oren por estas almas que están desacreditando Mi sacramento de la Comunión cuando necesitan confesar primero sus pecados mortales. En sus familias necesitan animar a sus propios parientes a vivir una vida adecuada. Aquellas almas que continúan viviendo en pecado están arriesgando los fuegos del infierno. Sigan orando por estas almas ya que sus oraciones podrían salvar a estas personas.”