Martes, 26 de diciembre de 1995

Nuestra Señora viene en azul claro y blanco. Ella dice: "Todo alabanza y adoración sea a Jesús, nacido Encarnado. Hija mía, hoy te invito a entender que el nacimiento de Mi Hijo en un pesebre se opone diametralmente al materialismo que este mundo ha llegado a estimar. Por la misma razón, Su Presencia Real en la Eucaristía no se comprende ni se aprecia. Con gran humildad y Amor Divino, Mi Amado Hijo reside en los tabernáculos del mundo. Él espera hora tras hora, y día tras día, ser adorado y reconocido. Él está presente en medio de la prueba y durante eras de paz. Su Presencia, que trasciende la ley humana, se opone al mal. Él derrama Sí Mismo por el bienestar de la humanidad pero sufre grandemente el insulto del abandono por aquellos que Lo conocen, y la ignorancia voluntaria por aquellos que no eligen conocerLo. Vengo hoy a pedir tu continua devoción a Su Sagrado Corazón Eucarístico. Las horas santas de reparación retienen la Mano de la Justicia. Trae tu corazón aquí espiritualmente cuando surjan situaciones que no te permitan venir en persona. Siempre estoy aquí como consuelo para Mi Hijo. Te estoy bendiciendo."