Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
sábado, 12 de enero de 2008
Jesucristo habla después de la Santa Misa Tridentina de Sacrificio a los peregrinos en la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús y María con el P. Mgr A. en Battenhausen a través de Su instrumento Anne.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Señor Jesucristo, me gustaría agradecerle en nombre de todos los presentes por este Santo Sacrificio de la Misa, que pudimos celebrar. ¡Qué grande eres, oh Salvador, Señor y Redentor! Una y otra vez podemos agradecerte por estas gracias y por Tu Madre, la Mediadora de todas las gracias. Querido Niño Jesús, también quiero agradecerte por entregarte a nosotros una y otra vez, que nos enviarás gracias de este lugar una y otra vez, muy pobres y pequeños, especialmente hoy en este día.
Me gustaría decir que nueve coros de ángeles cantaron durante la Santa Misa y estuvieron presentes sobre el altar en toda la anchura del altar. Jesús y la Santísima Madre eran visibles en la Hostia. Nos han bendecido una y otra vez y nos han dado estas gracias que emanaron de este Santo Sacrificio de la Misa.
Jesús habla ahora en este momento: Mis amados hijos, Mis amados peregrinos y también Mis elegidos, hoy, en este lugar sagrado, me gustaría decirles algunas palabras. Como saben, los he estado preparando para esta llegada durante mucho tiempo, porque muy pronto apareceré con gran gloria con Mi Madre. ¡Prestad atención! Estad vigilantes, porque las puertas del infierno están abiertas, especialmente en estos últimos tiempos.
Mis elegidos, me gustaría llamarles de nuevo, perseverad, pero también estad vigilantes. Vosotros también podéis caer en este último tiempo. Una y otra vez grandes pruebas os acechan. Como saben, Mis sacerdotes Me rinden el mayor homenaje en este sagrado banquete sacrificial. Y este banquete sacrificial también deseo que todos los sacerdotes lo celebren. Sé que Mi Santa Fiesta Sacrificial todavía, supuestamente, supuestamente, se ofrece en muchos altares populares. He repetido esta palabra porque, como saben, la gente celebra en Mis altares populares para la gente y sirve a la gente. Sí, uno no Me sirve a mí, el Dios Supremo. Uno no Me da, el Redentor, el mayor honor. Me corresponde el mayor homenaje. Por eso dejo fluir hoy arroyos de gracia en esta fiesta de mi bautismo. Sí, seréis rebautizados en Mi Espíritu Santo. Esto se os revelará, porque debéis llevar muchas fuerzas con vosotros aquí, en este lugar sagrado, porque vais al lugar de peregrinación de Mi Madre en Heroldsbach.
Allí recibiréis muchas gracias en la noche de expiación y salvaréis muchas almas de sacerdotes. ¡Estad preparados, Mis hijos! Y estad disponibles para Mis palabras, para Mis verdades, que digo a través de Mi pequeña hija Anne, que está en Mi verdad. Ha sido humilde y fiel a mí en todo.
Escuchad Mis palabras, Mis verdades, porque a través de estas palabras seguiréis siendo guiados por la estrella de Belén. Prestad mucha atención a estas palabras en los últimos días, porque sólo ellas os anunciarán estas verdades y os señalarán la dirección correcta. Permaneced en Mi verdad. No os desviéis en los últimos días. Se os tenderán muchas trampas, pero si seguís las palabras y las verdades claramente como las he pronunciado, no os extraviaréis. Podréis soportarlo todo en Mi amor.
Estáis protegidos y sellados con el signo de Mi cruz, es decir, podréis soportar estas cruces en el último tiempo por amor. Estas cruces naturalmente se harán más numerosas. Pero no tengáis miedo porque Mi madre os cuida y Ella os protegerá del mal. Entonces podréis pisotear la cabeza con Mi queridísima madre de la serpiente, esta serpiente malvada. Mi queridísima madre siempre está ahí para vosotros. Sois sus hijos de María y Ella extenderá su gran manto sobre vosotros cuando llegue Mi tiempo.
Prestad atención a las señales en el firmamento. Cambiará cada vez más. Entonces estad vigilantes! Orad, sacrificad y expiad por todos los hombres, para que todavía muchos estén dispuestos a querer arrepentirse, porque he dado libre albedrío a todos los hombres. Ahora depende de ellos y de vosotros, Mis hijos, porque en esta noche de expiación en Heroldsbach está sucediendo mucho. Os agradezco que estuvisteis dispuestos a venir aquí y también a ir a Mi lugar de gracia, sí, a ir en peregrinación y a hacer estos sacrificios.
Os deseo en Mi Espíritu Santo un Año Nuevo bendecido y feliz. ¡Sed bendecidos, Mis amados! ¡Estad preparados y permaneced en el Amor Divino! Os bendigo con todos los ángeles y santos, con Mi queridísima Madre y también con vuestro santo Padre Pío, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Alabado sea y glorificado sea sin fin, Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Jesús es amor y en el amor queremos permanecer. Alabado sea Jesucristo, para siempre y para siempre. Amén. María querida con el niño, dadnos a todos Vuestra bendición. Amén.
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