sábado, 18 de junio de 2016

Mensaje de Santa Lucía

(Santa Lucía): Queridos hermanos, hoy, yo Lucía, vengo a llamaros una vez más al verdadero amor al Señor y a Su Madre, al amor-amistad.

Tratad de cultivar en vuestros corazones este amor, haciendo todo, todo por Dios, todo por Su Santísima Madre por amor y no por interés y menos aún por temor servil a los castigos o penas del Señor.

Hazlo todo con amor creando en tu corazón ese amor puro que el amigo siente por su verdadero amigo. El deseo de amarle, de dar la vida por él si es necesario, porque se ama al amigo más que a uno mismo. Sí, cuando ames a Dios y a su Madre más que a ti mismo tendrás verdadero amor, amor-amistad. Y entonces llegarás verdaderamente a ese amor perfecto y filial por Dios y por ella.

Y entonces, tu corazón será una llama viva e incesante de amor como el corazón de nuestro amado Marcos.

Sí, Marcos, llama viva, llama incesante de amor a la Madre de Dios, continúa amando a Dios, amando a la Madre de Dios de esta manera. Enseña a todos cada vez más a amar de este modo, para que todos se transformen también en llamas incesantes de amor.

Pues esto es lo que la Madre de Dios vino a buscar Aquí, almas que sean otras llamas incesantes de amor por Ella y por Dios. Y que les den en todo momento este amor que han buscado en todo el mundo y no han encontrado.

Aquí, en verdad, debe ser un horno incesante de amor, un horno lleno de almas ardiendo con este verdadero amor por el Señor y por Ella.

Enseña, pues. Enseña cada vez más con la palabra, con tu ejemplo, con tu amor, a todos a comprender este amor, a desear este amor y a querer este amor.

Cuando las almas tengan este amor, entonces el Triunfo del Corazón Inmaculado de María se producirá fácil y rápidamente en el mundo. Porque lo que retrasa, lo que demora los Planes de la Madre de Dios es la falta de almas que sean llamas incesantes de amor, que la ayuden a trabajar por ella, a cansarse, a fatigarse por ella, a ayudarla a salvar almas y a realizar sus Planes de Madre.

Cuando hay un gran número de almas, llamas incesantes de amor, entonces nada puede impedir que triunfe el Corazón Inmaculado de María. Y verdaderamente, el reino del enemigo será destruido para siempre.

Aquí, en este lugar, en este Santuario, debe haber muchas almas generosas, llamas vivas de amor.

Esta es Marcos, tu misión de por vida: formar almas que sean llamas vivas e incesantes de amor, para mayor Gloria de Dios y Triunfo del Inmaculado Corazón de María.

Venid, venid conmigo que con esta llama haré arder aún más vuestro corazón de amor al Señor y a la Madre de Dios.

Y que todos recéis mi Rosario al menos una vez a la semana para pedir esta llama y para transformaros verdaderamente en esta llama.

Os bendigo a todos con amor desde Siracusa, Catania y Jacari».