sábado, 23 de abril de 2016

Mensaje de Santa Lucía

(Santa Lucía): Mis queridos hermanos, Yo, Lucía de Siracusa, vengo hoy de nuevo para llamaros a abrir cada vez más vuestros corazones a la Llama de Amor de la Madre de Dios.

Meditad sobre los Mensajes que Ella os ha dado Aquí. No escuchéis siempre los Mensajes que os entran por un oído y os salen por el otro sin meditarlos y ponerlos en práctica, porque Dios os pedirá cuentas de cada uno de estos Mensajes que habéis escuchado escuchando e indiferentes, sin amor y sin ningún deseo real de ponerlos en práctica.

Abrid vuestros corazones a esta Llama de Amor que está reconcentrada, reprimida en el Corazón de la Madre de Dios porque no encuentra apertura en vuestros corazones para recibirla. Vuestros corazones están llenos de apego a las cosas mundanas, de apego a vuestra voluntad, de apego a vuestro yo y a vuestros deseos.

Por tanto, no hay lugar en vuestro corazón para que entre esta Llama de Amor. Abrid vuestros corazones a esa Llama, renunciando a todo ello, limpiando vuestro corazón y dando verdaderamente espacio a la Llama de Amor de la Madre de Dios para que pueda entrar y actuar en vosotros.

Buscad el recogimiento, la oración, en un lugar tranquilo, sin nadie, para que se produzca realmente el encuentro de vuestros corazones con la Madre de Dios.

Leed los Mensajes en oración profunda, recogida y solitaria, y empezaréis a sentir la sed, el deseo de la Llama de Amor de la Madre de Dios en vuestros corazones.

Intentad rezar siempre con el corazón, porque un alma que no reza con el corazón, que no abre sinceramente su corazón a la Madre de Dios, no puede sentir Su Llama de Amor.

Intentad apresurar vuestra conversión, porque los tres días de oscuridad están muy cerca. Rezad también por vuestro país, porque Satanás aún no ha renunciado a destruirlo y debéis rezar muchos Rosarios para salvar a Brasil, porque sólo el Rosario puede salvar a Brasil ahora y salvaros a vosotros de convertiros en esclavos de Satanás para siempre.

Debéis esforzaros cada día más en imitar la vida de los Santos, leyendo Mi vida e intentando aprender de Vosotros que amar a Dios es hacer Su Voluntad. Quien no hace la Voluntad de Dios no puede decir que Le ama.

Quien traiciona a Dios y quien traiciona a la Madre de Dios para obedecer a los hombres no puede decir que ama a Dios. Quien pone la obediencia a los hombres por encima de la obediencia a Dios y a la Madre de Dios, no puede decir que los ama, porque el Primer Mandamiento es: Amar a Dios sobre todas las cosas.

¡Aprende de mí que amar a Dios y hacer Su voluntad es lo mismo! Dios es Amor, María Santísima es Amor. Y sólo en los corazones llenos de amor por ellos, llenos de la llama del Amor por ellos está verdaderamente Dios y también la Santísima Virgen.

Cuando quieras saber si una persona ama de verdad a la Madre de Dios, mira su vida. Mira qué sacrificios ha hecho por la Madre de Dios, mira qué obras concretas ha realizado. No creas en las palabras, porque cualquiera puede decirlas y no cumplirlas. Cree sólo en los hechos y en las obras, porque nunca pueden mentir.

El alma que es buena produce buenas obras, el alma que es mala produce malas obras y no puede producir buenas obras, porque su corazón es malo y está en las tinieblas. Observa las obras de una persona y verás si es buena o mala, si Dios está en ella o no, y entonces verás la verdad y la verdad te iluminará.

Yo, Lucía, deseo daros muchas gracias, pero no puedo, porque no rezáis mi Rosario y también porque me buscáis poco en la oración con el corazón. Abridme vuestros corazones en la oración con el corazón, rezad mi Rosario y os prometo inundaros de infinitas gracias de mi Amor.

A todos bendigo con Amor desde Catania, Siracusa y Jacari.

Paz Mis amados hermanos, os quiero mucho y nunca os abandonaré. Paz Marcos el más ardiente de Mis devotos y el más obediente y dedicado de los hijos de la Madre de Dios».