Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
viernes, 5 de agosto de 2016
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

En la madrugada del 05 de agosto, no podía dormir. Intenté cerrar los ojos, pero no podía dormir, porque sentía la presencia de Nuestra Señora cerca de mí y su voz resonaba en mi corazón, llamándome, para que estuviera despierto, vigilando y rezando. En mi corazón, rezaba muchas oraciones e imploraba la misericordia de Dios por los pecadores y por la paz en el mundo. A las 05:00, me llamó para que me levantara y escribiera su mensaje maternal a todos sus hijos del mundo:
¡Paz mi amado hijo, paz a tu corazón, a tu familia y a toda la humanidad!
Yo, tu Madre, estoy aquí para acogerte en mi Corazón Inmaculado. Te acojo a ti y a todos los que deseen entrar en él con su consagración hecha con fe y amor, pero para que estén en mi Corazón necesitan acoger también con su corazón los mensajes que os comuniqué a ti y a tu madre hace mucho tiempo, en este lugar bendecido por mi Santísima presencia. Soy la Reina del Rosario y de la Paz, soy vuestra Madre Santísima y Madre de toda la humanidad. Amor y paz os doy, pero amor y conversión os pido, para que reine la paz entre todos mis hijos.
Muchos no quieren convertirse. Tienen tiempo para muchas cosas, pero para la salvación de sus almas, ¡no! Para las obras de Dios están llenos de tantas ocupaciones, poniendo excusas al Señor, dejando para mañana el cambio de vida.
Hijo, di a tus hermanos: quien no tiene tiempo para Dios, no desea ir al cielo. Quien no tiene tiempo para Dios en la tierra, tendrá tiempo por toda la eternidad para estar en el infierno con el diablo, porque el tiempo pasa en este mundo y Dios les llama, a través de mí, a la conversión. Me dirijo a todos mis hijos del mundo entero: ¡convertíos sin demora! La justicia de Dios será fuerte, como grande y terrible será el día del Señor, cuando borre la faz de la tierra con el poder de su poderoso brazo.
Una gran ola de dolor y persecución se abatirá sobre la Iglesia, y se derramará mucha sangre. Muchos de los ministros de Dios serán entregados en manos de lobos rapaces como presa fácil. No tendrán voz para hablar y defenderse, porque serán silenciados, ¡pero Dios lo ve todo!
En Brasil se esconden trampas y conflictos que harán sufrir a muchos de mis hijos. Brasil será purificado con dolor y sangre, porque los pecados de impureza son muchos. He venido a Itapiranga para acoger en mi Corazón materno a los que desean salvarse, a los que desean estar dentro del Corazón de mi Divino Hijo.
No permanezcáis sordos a mi voz. No seáis incrédulos. Volved, volved al Señor. No os apeguéis al mundo, ni a las cosas materiales. El dinero y el poder no os conducirán a Dios, sino al infierno, porque muchos se dejan corromper por la codicia y el egoísmo.
¿Quién está dispuesto a compartir su pan con su hermano? ¿Quién es el que está libre de pecado y puede arrojar la primera piedra contra su prójimo? ¿Quién está preparado para comparecer ante el gran Trono de Dios? Volved, hijos míos, volved mientras aún hay tiempo. Escuchad mi voz.
Aquí he venido para llamaros a Dios. Aquí he venido a daros mi amor y mi bendición. Ahora os digo: llevad luz donde hay tinieblas, proclamad y defended la verdad donde reinan la mentira y la muerte. Lleva el amor de Dios a quienes no lo tienen.
Te bendigo, hijo mío, y a todos los que vinieron a Itapiranga a honrarme y a escuchar mi llamada: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Santísima Madre, antes de marcharse, me dijo que esperara a San Miguel a las 09:00, porque ella y Jesús lo enviaban para comunicarnos un mensaje importante. Pidió que su mensaje y el de San Miguel se leyeran justo después de la procesión y la aparición de la tarde.
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