miércoles, 13 de julio de 2016

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis queridos hijos, paz!

Hijos míos, soy la Madre de la Iglesia y vengo a pediros a todos vosotros oraciones por los Ministros de Dios y por los que no abren su corazón al Señor.

Os amo y os digo que Dios pide la conversión de toda la humanidad, porque muchos se han desviado de Su santo camino.

Volved, volved, amados hijos al Señor. Os pido, pues el Señor os está dando un tiempo para la conversión.

Orad por los que no aceptan el amor de mi Hijo Jesús, por los que se niegan a pedirle perdón por sus pecados.

Acoged, hijos míos, mis súplicas en vuestros corazones, mis súplicas que os dirijo con mi Corazón Inmaculado lleno de amor.

Grandes pruebas caerán sobre el mundo y la Santa Iglesia pasará por su peor momento cuando muchos hijos amados, Ministros de mi Hijo Jesús, abandonen las verdades de mi Hijo, llevando a muchos fieles a seguir el mismo camino de tinieblas que conduce a la condenación eterna. No ofendáis más a mi Divino Hijo. No os apartéis del Corazón de mi Hijo, que es la fuente de la misericordia y de la paz.

Rezad para tener la gracia divina en vuestras vidas, porque muchos serán los que no podrán permanecer fieles y resistir en las tribulaciones que asolarán el mundo entero. Italia será invadida por una gran violencia y muerte, y se derramará sangre en muchos lugares. Muchas iglesias serán destruidas y muchos de mis hijos llorarán amargamente por no haberme escuchado.

En Roma será el caos, porque los pecados de impureza han llegado al punto de desbordarse y los castigos y la justicia de Dios la golpearán. No quedará piedra sobre piedra en los lugares impuros, porque el fuerte brazo de Dios golpeará a los que le han sido infieles y han permanecido duros de corazón. ¡Rezad mucho! (Aquí la Virgen suspiró dolorida y con el rostro triste) Os ofrezco mi Corazón Inmaculado para que, dentro de él, estéis protegidos, en estos días, que llegarán muy pronto.

Escuchad mis súplicas hijos míos, escuchadme. ¡No pequéis más! No rompáis el Corazón de mi Hijo que sangra por tantos ultrajes. Rezad, reparad, adorad a mi Hijo en el Santísimo Sacramento, y Dios tendrá misericordia de cada uno de vosotros y del mundo. Yo, la Madre de todos vosotros, os bendigo con mi Corazón lleno de dolor: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.