lunes, 20 de junio de 2016

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis amados hijos, paz!

Hijos míos, Yo vuestra Madre, os llamo a Dios. Muchos mensajes os he dado. Muchas gracias y muchas bendiciones también.

Dadlo todo por el Reino de los Cielos, ofreciendo al Señor vuestro amor, para que en vuestros corazones Él reine.

Tiempos de dolor y de lágrimas sobrevendrán a la pobre humanidad. Rezad mi rosario, pues con esta oración el Señor hará descender del cielo grandes gracias sobre vosotros y vuestras familias. Muchos de mis hijos no se preocupan por el Señor ahora, pero ¿qué será de estos hijos míos mañana, cuando el brazo del Señor descienda sobre el mundo?

Pide a Dios que te perdone por tus pecados. Sé obediente a las llamadas que Dios te haga, a través de mí.

Os amo y no deseo vuestra desgracia. Esforzaos por ser buenos, por ser los hijos que agradan al Padre del cielo.

Permaneced siempre en vuestro camino santo en los días difíciles que os esperan. La verdad, hijos míos, manteneos en la verdad aunque os cueste mucho. Dios ama la verdad y todo el que cambie lo que ha dejado se presentará un día ante él en el momento del gran juicio y ¡ay de los que han enseñado mal a sus hijitos, que deseaban estar en su santo camino y se apartaron!

Dios no ama la desobediencia, sino la fidelidad, la obediencia y la humildad al vivir y seguir sus mandamientos y enseñanzas. Sé fiel a Dios. Escuchad su voz, a través de la llamada que os hago desde el cielo.

La Iglesia pasará por su momento más crítico y habrá gran confusión y división y veréis cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, sacerdotes contra sacerdotes y se defenderá la falta de fe y los grandes errores como si fueran verdad, pero al final Dios actuará con el poder de su brazo para poner fin a tanta desobediencia, errores y pecados.

¡No temáis! .... Los que me escuchen caminarán siempre por la senda segura que conduce al cielo. Con mi manto los defenderé, y en mi Corazón Inmaculado los colocaré desde este momento, para que pertenezcan y sean bendecidos por mi Hijo Jesús. ¡Ánimo! .... Yo os bendigo y os protejo. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.