lunes, 2 de mayo de 2016

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Itapiranga, Am, Brasil

¡Paz mis amados hijos, paz!

Hijos míos, aquí estoy, vuestra Madre. Dios os ha concedido hoy una gran gracia. Me ha enviado aquí de nuevo para conduciros cada vez más hacia Él. Rezad mucho y dadle gracias desde el fondo de vuestro corazón.

Estos son tiempos de grandes acontecimientos para el mundo, por eso he venido para ayudaros a estar más cerca de mi Hijo Jesús.

Estos son los tiempos de la realización de muchas cosas que os he revelado en el pasado. Volved a Dios, volved por el camino estrecho que os lleva al reino de los cielos.

He venido a bendecir a mi amado Obispo, que necesita mi amor y el regazo de mi Madre. Desde aquí, desde este lugar bendito, le acojo en mi Corazón y le doy mi bendición maternal.

Sed de Dios, hijos míos, y dejad a un lado las cosas del pecado. Sed buenos, estad más unidos, para que juntos tengáis más fuerza para vencer al demonio y al mal que quiere causaros.

Luchad con el rosario en las manos, rezándolo con amor y con el corazón. Os amo y os envío un beso de amor. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La Virgen apareció con el Niño Jesús en brazos. Eran muy luminosos y estaban acompañados por muchos Santos y Ángeles. No me lo esperaba, porque fue una aparición sorpresa, allí, en aquel lugar, donde se habían manifestado hacía dieciocho años. La Madre Inmaculada me hizo comprender que volvió a Itapiranga por orden de su Divino Hijo, porque necesitamos su presencia maternal en los días de los grandes acontecimientos que cambiarán la vida de muchos. Estos días están muy cerca y debemos comprender que es hora de cambiar el rumbo de nuestras vidas, es hora de volver a Dios.