Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
sábado, 8 de junio de 2013
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Tavernola, BG, Italia - Fiesta del Sagrado Corazón de María

Hoy la Santísima Virgen apareció sentada en un Trono. Estaba coronada: una hermosa corona de oro con piedras preciosas que brillaban muy intensamente. Su vestimenta era de un color azul claro que había reflejado las estrellas en el cielo. Parecía que el cielo estaba en su manto. Su manto era imposible de describir, porque parecía cambiar de color cada momento como los colores del arco iris, pero con tonos muy suaves, que se alternaban con los movimientos de la Virgen. La Madre de Dios estaba acompañada por Santa Margarita María Alacoque, la Santa que tuvo las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús en Francia. Nuestra Señora me transmitió el siguiente mensaje:
¡Paz, mis amados hijos!
Hijos míos, vuestra Madre Celestial está feliz con vuestra presencia y os pide oraciones por la santificación de todas las familias en todo el mundo. Dios os ama y desea vuestra felicidad y salvación eterna.
Fuisteis creados con gran amor por vuestro Padre Celestial. Él está esperando vuestra respuesta sincera a Su inmenso amor. Adorad a vuestro amado Padre, amadlo y sed suyos de corazón, tal como mi Inmaculado Corazón amó a Dios y le sirvió en silencio, humildad y obediencia.
Dios ha hecho de mi Corazón maternal un refugio de protección para todos aquellos que se refugian y se consagran a él. Entrad en mi Corazón y sed totalmente Suyos. No dejéis de lado mis llamadas, sino vividlas con fe, con amor, y con todo vuestro corazón.
Hijos míos, os digo de nuevo: amad y perdonad, porque de esta manera vuestras familias serán sanadas de todo mal.
El amor transforma y renueva muchos corazones. Si queréis aprender a amar, primero debéis aprender a perdonar. El perdón libera vuestros corazones de toda atadura, depresión y tristeza. El perdón os hace hombres y mujeres transformados por la luz y la gracia divinas.
Amad, amad, y haréis feliz mi Corazón maternal, y así vuestra Madre podrá guiaros al Trono de la Gracia, donde se encuentra la verdadera paz, y la luz infinita que os curará de toda ceguera espiritual, porque perteneceréis a Dios, y Dios será todo en vosotros. Orad, orad, orad, y la paz vendrá al mundo y muchos se convertirán. Dios ha preparado grandes gracias para estos tiempos. Lo que Dios hará, por el bien de la Iglesia y del mundo será algo que ningún ojo humano ha visto. Creedme: estos tiempos y estos días están más cerca de lo que podéis imaginar. Os acojo a todos en mi Corazón y os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
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