miércoles, 15 de mayo de 2013

Mensaje de Nuestro Señor a Edson Glauber en Mozzo, Italia

Hoy Nuestro Señor se apareció, acompañado por Nuestra Señora y San José. Quien transmitió el mensaje fue Jesús.

¡Mi paz sea con vosotros!

Una vez más os hablo, porque mi amor es eterno y mi misericordia no tiene fin. Deseo bendeciros y aliviaros en vuestros sufrimientos.

Estoy aquí con mi Inmaculada Madre y con mi Virgín Padre José para derramar sobre vosotros las bendiciones del cielo.

Orad y creed. Aún no habéis aprendido a dármelo todo con confianza, porque aún no confiáis verdaderamente, por las cosas del mundo que os sofocan y os distraen cuando oráis y cuando os acercáis a mí. ¡Tened fe! A menudo falta la fe. Os dejáis llevar fácilmente por los rumores del mundo cuando no sois constantes en la oración.

Orad por las familias. Muchas familias están enfermas porque no le piden a mi Santísima Madre María y a mi Padre José ayuda. Quien confíe en sus Santísimos Corazones y los ame obtendrá todo de mi Corazón, porque siempre intercederán ante mí por aquellos que recurren a su intercesión.

Jesús, ¿muchas personas quieren pedir directamente al Señor gracias para sí mismos y sus familias? ¿Piensan que no necesitan intercesores? ¿Qué les dices?

Todos deben ser humildes ante mi Madre y San José, si desean recibir las gracias de mi misericordioso Corazón, así lo deseo, así los haré mejor conocidos y amados y concederé la paz al mundo.

Quien no es humilde nunca comprenderá las maravillas de Dios, y nunca se unirá a mí perfectamente. Orad, orad mucho para aprender a ser obedientes y humildes ante mí y mi santa voluntad.

Os bendigo y os concedo la paz. Llevad mi amor a vuestros hermanos y hermanas e interceded por la Iglesia y el mundo.

¡Italia! ¡Italia! Sed fieles, de lo contrario lloraréis mucho por vuestra desobediencia. Italia, sed agradecidos por los dones y las gracias que os he dado, porque podríais quedar sin nada por no ser fieles y por no saber agradar a mi Divino Corazón como merece. No me herid con vuestra ingratitud, sino aprended a ofrecerme el perfume de vuestras oraciones y sacrificios para apaciguar mi justicia que pesa sobre vosotros. ¡Cambiad el rumbo de vuestros pasos y volved!

Os bendigo: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!

Nuestra Señora también me dijo en esta aparición:

Son tiempos difíciles para la Iglesia y el mundo, pero Dios siempre viene en ayuda de todos sus hijos, porque su divina gracia y ayuda nunca faltarán. Este es el tiempo en que dos Papas están cerca el uno del otro y se ayudan mutuamente: uno en silencio, en oración, en adoración, ofreciendo sus sufrimientos por el otro que debe guiar, hablar, actuar y dar testimonio de las enseñanzas de mi Hijo Jesús a todos. Dos vidas, dos llamas ardiendo por el bien de la Iglesia y el mundo. Mi hijo Benedicto XVI les da el ejemplo de saber renunciar, sacrificarse y orar por el bien de la Iglesia y el Papa actual, algo que muchos no hacen.

Estos dos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Señor de la tierra.( Ap 11:4)