jueves, 24 de noviembre de 2016

Llamamiento de Jesús El Buen Pastor a Su Rebaño.

Rebaño Mío, la Señal que Anunciará la Llegada de Mi Advertencia está a punto de seros dada. ¡Alegraos porque se acercan los días de Mi Regreso Triunfante!

Ovejas de mi rebaño, mi paz sea con vosotros.

Ya están cerca los días en que me alejaré de vosotros por un tiempo, para que mi Padre pueda comenzar su Santa Justicia. El Dios de Misericordia representado por el Hijo del Hombre se aleja para que mi Padre pueda ser glorificado en Sus criaturas y en Su creación. Durante un breve tiempo, mientras llega el Aviso, estaré con vosotros; ya no estaré con vosotros en ningún otro momento, pero volveremos a vernos en la Nueva Creación, donde vuestra alegría será tan grande que nadie os la arrebatará. Allí me veréis espiritualmente y seremos una sola familia.

Rebaño mío, la señal que anunciará la llegada del Aviso está a punto de darse. Alegraos porque se acercan los días de Mi regreso triunfal. Una parte del cielo estará en la Jerusalén Celestial. En la Nueva Creación ya no seréis esclavos del pecado, porque éste morirá con la purificación que se aproxima; todo será alegría y plenitud y se hará la voluntad de Dios en los cielos y en la tierra, para que se cumplan las palabras de la oración de Nuestro Padre. Mi Padre se regocijará en Sus criaturas y en Su creación y la sombra de Sus Alas cubrirá a todos.

La Jerusalén Celestial espera al Pueblo Fiel de Dios, al Pueblo que mi Padre eligió como herencia. Pensad, hijos Míos, en la Gloria que os espera, para que en los momentos difíciles de la prueba tengáis la esperanza y el consuelo de que la alegría y la felicidad que os esperan son mayores que las penurias por las que pasaréis.

En tu paso por la eternidad, unos pocos van a tener el privilegio de ver la Jerusalén Celestial, lista y preparada; Adornada con perlas y joyas preciosas y llena de la luz de Dios. Este es el don que espera al pueblo fiel, la Gloria de Dios. El ojo no ha visto ni el oído ha oído lo que espera a los Hijos de Dios.

Ovejas de mi Rebaño, más allá del tiempo de la Advertencia y del Milagro comenzarán los días de la gran purificación, que os limpiará de toda mancha de pecado para que brilléis como crisoles y podáis entrar así en la Nueva Creación. No temáis esos días; recordad que no se perderá ni un cabello de vuestra cabeza si permanecéis unidos a Mí. No perdáis la esperanza en los momentos difíciles de la prueba; rezad y confiad y todo pasará como un sueño. Recordad que la Corona os espera, no la perderéis; Permaneced firmes y fieles, fortalecidos por la oración, para que vuestra fe aumente y nada ni nadie podrá robaros la paz.

Por tanto, rebaño mío, preparaos porque se acercan los días de vuestra purificación. Días en los que vuestra fe será puesta a prueba; en los que sólo los que perseveren hasta el final alcanzarán la Corona de la Vida. No os entristezcáis, recordad que si sois mis testigos, cada uno de vosotros deberá llevar su cruz a imitación mía; llevándola por el camino de la Amargura hasta el Calvario. Allí el pecado será crucificado y el hombre viejo morirá, para que un hombre nuevo resucite a una vida nueva.

Alegraos, hijos míos, porque queda poco. Pronto se romperán las cadenas del pecado y terminará vuestra esclavitud. Os esperan la libertad de los Hijos de Dios y la compañía espiritual de vuestro Pastor Eterno. Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.

Vuestro Pastor Eterno, Jesús de Nazaret. Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad, ovejas de mi rebaño.