Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
sábado, 3 de septiembre de 2016
Cenáculo en la casa-iglesia de Gotinga.
Nuestra Señora habla a través de Su instrumento e hija Ana, dispuesta, obediente y humilde.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado el Cenáculo de Nuestra Señora, el 3 de septiembre de 2016, en la iglesia de la casa en Göttingen, después de una Santa Misa Sacrificial Tridentina en toda reverencia. Tanto el altar del sacrificio como el altar de María estaban bañados por una luz dorada resplandeciente. Las flores y las velas eran preciosas. En las flores había pequeños trozos de diamantes y perlas blancas.
Nuestra Señora hablará hoy: Yo, vuestra queridísima Madre, la Inmaculada, Madre y Reina de la Victoria, he entrado hoy con vosotros en el santuario, en la Sala de Pentecostés.
Mi amado pequeño rebaño, Mis amados seguidores y también vosotros peregrinos de cerca y de lejos, Yo, vuestra Madre Celestial, hablo ahora y en este momento a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en la Voluntad del Padre Celestial y repite hoy sólo palabras que vienen de Mí.
Amado pequeño rebaño, amados seguidores y amados peregrinos de cerca y de lejos, hoy, en este día especial, el Cenáculo, os habéis precipitado Conmigo a este refugio seguro. Satanás, el malvado, aún no ha renunciado a su lucha. Ha llegado el último tiempo, el tiempo previo a la intervención del Padre Celestial. Todo sucederá según Su deseo y Su plan. Entonces Satanás ya no tendrá poder sobre los hijos de María, porque a mí, vuestra queridísima madre, se me permitirá protegeros. Vosotros que creéis y confiáis, os aprieto firmemente a mi Corazón Inmaculado porque os habéis apresurado a entrar en este refugio seguro.
La Iglesia actual se encuentra en una situación muy precaria y aterradora, porque la Iglesia tradicionalista fue destruida por Satanás. Este mal todavía piensa que puede ejercer el poder hasta el final. Pero no es así, mis amados. El Padre Celestial intervendrá cuando nadie lo espere. En un acontecimiento poderoso Él vendrá. No podréis preverlo, ni siquiera adivinarlo. Pero sucederá.
Vosotros, Mis amados, no podéis adivinar que Yo, el Padre Celestial, he construido Mi propia Casa, la Casa de la Gloria, en la pequeña ciudad de Mellatz, según Mi deseo y Mi plan. Perdurará. De allí fluyen corrientes especiales de gracia. Desde allí sucederá todo lo que nadie puede imaginar. Creedme, hijos míos, ciertamente sucederá. Vosotros, Mis amados hijos, preparaos para este día de acontecimientos. Estáis protegidos. Pero nunca podréis adivinar cómo intervendré Yo, el Padre Celestial.
Consagraos diariamente a Mi Corazón Inmaculado, pues os protegerá de todo peligro, porque Yo estoy con vosotros en toda situación y no os dejo solos. Yo os salvaré del enemigo maligno. La verdad os impulsará a dar testimonio de ellos. Llega hasta el derramamiento de sangre, Mis amados hijos.
La protección total se extiende sobre vosotros. Esto no significa, sin embargo, que podáis despojaros de la cruz que descansa sobre vuestros hombros. Tenéis que soportar la pesada cruz porque sois hijos de María y porque el maligno la tiene tomada con vosotros. Quiere apartaros de la verdad incluso en el último momento.
A menudo parece como si vuestra Madre Celestial os hubiera abandonado y el Padre Celestial no os protegiera. Sólo lo parece porque tu Padre Celestial ha tomado firmemente el cetro en su mano. Y seguirá haciéndolo.
El maligno perderá su poder y se producirá la intervención. Esta intervención será tan enorme que la gente no podrá comprenderla. Vivirán con gran temor si no se han consagrado a mi Corazón Inmaculado. Yo soy la reina del cielo y del universo. Todo lo que sucederá está en el plan del Padre Celestial. Él mismo no me excluyó, como Madre Celestial, a Mí, como Madre de la Iglesia. Mi Corazón Inmaculado prevalecerá. Esta victoria, Mis amados hijos de María, se os permitirá presenciarla. Por tanto, creed y confiad en cada situación. Aunque a menudo os parezca demasiado difícil, entregaos a mi Corazón Inmaculado. Entonces permaneceréis en la serenidad, la calma y la seguridad. Lo que pueda suceder está en la voluntad del Padre Celestial. Él dirigirá y guiará todo hasta el final de los días.
Estos días ya están contados. Este poderoso acontecimiento está sobre vosotros. Pero no tengáis miedo. El miedo, Mis queridos hijos de María, es injustificado. Debéis confiar y creer que el Padre Celestial juzgará todas las cosas. Todo sucederá según Su deseo y Su plan.
Ahora esperad la bendición de vuestra Madre Celestial y el amor del Padre Celestial en la Trinidad. Así te bendigo como Madre Celestial y Reina del Cielo y del universo con todos los ángeles y santos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mantén la seguridad y la calma, porque todo sucederá según el plan del Padre Celestial.
Orígenes:
El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.