Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

domingo, 8 de mayo de 2016

El Padre Celestial habla en la Fiesta de la Octava de la Ascensión, en la Fiesta de la Aparición del Santo Arcángel Miguel y en la Fiesta del Día de la Madre Celestial y de todas las Madres.

 

El altar del sacrificio no sólo estaba bañado en una luz resplandeciente, sino que además los ángeles entraban y salían. La decoración con velas era abrumadoramente brillante, sobre todo los numerosos y maravillosos adornos florales del altar del sacrificio y del altar de María, pues hoy también celebramos el Domingo de la Rosa.

El Santo Arcángel Miguel estuvo presente durante la Santa Misa del Sacrificio y golpeó con su espada en las cuatro direcciones para alejar el mal de nosotros. La Santísima Madre nos bendijo durante la Santa Misa de Sacrificio, porque no deja solos a sus hijos marianos y los felicita en el Día de la Madre.

El Padre Celestial también hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora, y en este momento, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi voluntad, y repite sólo palabras que vienen de Mí.

Mi amada Madre Celestial y vuestra Madre, quiero felicitaros hoy, en este día, especialmente como Madre Celestial, por vuestra fiesta. Eres la madre de todas las madres, porque estas madres a menudo son abandonadas por sus hijos en esta época. Estas madres son rechazadas porque es desagradable para los hijos tener madres piadosas que rezan, que se sacrifican, que sufren. El sufrimiento está lejos de los niños de hoy. Quieren vivir días hermosos, ser felices, vivir relaciones que la fe católica no permite. Piensan que lo que uno se permite, el otro también puede hacerlo con confianza, y cuando peca, la misericordia de Dios está más cerca. No, Mis queridos hijos, no es así. Vuestra amada Madre Celestial sufre por vosotros, hijos Míos.

Mis amados hijos de María, hoy sois preferidos en este día porque vuestra Madre Celestial vela por vosotros y también por vuestro sufrimiento. Ella sabe lo que pasa en vuestros corazones, que vuestro amor por vuestros hijos crece, incluso en el sufrimiento. Cuántas veces se desprecia hoy a las madres. Os alejáis de ellas, las enviáis a un hogar. ¿Por qué? Porque los niños suponen mucho trabajo y, a lo mejor, las madres tienen que cuidar de ellos. Esto es desagradable y no les conviene. Los niños de hoy quieren crear y disfrutar al máximo de sus vidas y perseguir todos sus deseos. Ése es el lema hoy en día. Estar al lado de las madres en los momentos difíciles se ha convertido en algo ajeno a ellos. Entonces, cuando las enfermedades de las madres llegan a los niños, éstos se mantienen alejados. Incluso puede que tengan que cuidar de las madres.

No, éste no es el deseo de los niños de hoy. Las madres se quedan solas. Hoy sufren especialmente. Pero tu Madre Celestial no sólo las felicita hoy en el Día de la Madre, sino que sufre con ellas. Cuánto sufrimiento ha tenido que soportar ya Ella, la Madre Celestial, para traeros a vosotros, Mis amados hijos, que os habéis desviado de la fe. La fe se les ha vuelto extraña y desagradable.

¿Cuán pocos de Mis hijos celebran todavía el domingo, el Día del Señor? Quieren experimentar algo el domingo, disfrutar de los placeres del mundo. Pero han olvidado el Día del Señor. Yo, el Padre Celestial, estoy hoy con ellos en el último lugar.

Vosotros, Mis amados hijos, seréis despreciados, perseguidos e injuriados si creéis. Si dais testimonio de vuestra fe, será aún más grave con vosotros, porque la gente del mundo os desprecia. Os expulsarán de las iglesias. Vosotros, mi pequeño y amado rebaño, no creíais que os expulsarían violentamente de la iglesia. Uno lo ha hecho y no se ha arrepentido hasta hoy. Por qué, porque el modernismo, el protestantismo y el ecumenismo han penetrado en esta iglesia moderna. Por desgracia, ya no se respeta a los fieles que rezan, sino que se les desprecia cuando toman el rosario en sus manos y lo rezan.

En la actualidad, las fieles madres rezan el rosario. Lo toman en sus manos en la mayor necesidad y se dirigen a la mía y a la vuestra y a su madre más querida, la Madre Celestial. Ella os toma a todos en sus brazos hoy, en este día, y os aprieta contra Su Corazón Inmaculado. ¿Cuánto sufrimiento ha soportado vuestra Madre Celestial? Y vuestros hijos marianos también sufren.

Un día se les permitirá experimentar la mayor felicidad del cielo, la Felicidad Celestial. No estáis en la tierra para tener ya el cielo, sino para ganaros el cielo. Esto incluye la cruz y el sufrimiento. Sin la cruz no podréis entrar en el cielo porque, como sabéis, Mi Hijo Jesucristo os precedió con Su cruz. Él os ha redimido a través de la cruz. Entrarás en el cielo a través de la cruz. Si eres despreciado, perseguido y vilipendiado, da gracias al cielo. Entonces está más cerca de ti, y sólo entonces mientes de verdad. Si sólo te alaban, entonces debes preguntarte: «¿Todavía tengo razón? A todos os caerá la cruz encima. Ésta es la verdad, éste es el amor de tu Padre Celestial. En la cruz se os ama especialmente. El desprecio os precede y el maligno os persigue. Pero estáis unidos en el amor de vuestro Padre Celestial. Ahí está el verdadero amor. Ahí puedes rendirte en este día, Día de la Madre, y puedes regocijarte en tu Madre Celestial, que nunca te dejará sola, que te abraza en el Amor Divino, no en el Amor mundano.

Y así os bendigo a todos hoy, con todos los ángeles y santos, especialmente a vuestra queridísima Madre Celestial en este día de fiesta, el Dios Trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Sois amados desde la eternidad. Vivid este amor y testimoniad vuestra fe mediante el sacrificio y la cruz. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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