Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
domingo, 1 de mayo de 2016
El Padre Celestial habla en el 1.
Día del mes de María, San José y el día de los príncipes apóstoles Santiago y Felipe, el quinto domingo después de Pascua.

Durante la Santa Misa del Sacrificio, el altar del sacrificio volvió a estar bañado por una resplandeciente luz dorada y plateada. El altar de la Virgen María estaba decorado con diamantes y pequeñas perlas, y el manto de la Santísima Madre era de color blanco y estaba engastado con diamantes y perlas. Los adornos florales eran abundantes y los ángeles entraban y salían durante la Santa Misa Sacrificial. Se agrupaban arrodillados alrededor del Santísimo Sacramento, alrededor del Sagrario, así como los Ángeles del Sagrario arrodillados en adoración. El Padre Celestial, encima del altar, nos bendijo durante la Santa Misa Sacrificial y nos miró con amor.
El Padre Celestial hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, os hablo hoy, en el 1er día de la Oración del Señor 1 de Mayo, en la fiesta de Nuestra Señora y Su Esposo, San José, y los Príncipes Apóstoles Santiago y Felipe a vosotros, Mis amados hijos, Mi amado pequeño rebaño, seguidores y creyentes de cerca y de lejos, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi Voluntad, repitiendo sólo palabras que vienen de Mí.
Mis amados hijos, después de tanto tiempo, después de meses, os hablo de nuevo. Sí, amados míos, tenéis necesidad de mis palabras porque el tiempo del Anticristo ha amanecido. Apenas podéis creer lo duro que será este tiempo para vosotros. La persecución ha comenzado hace tiempo, y vosotros, mi pequeño y amado rebaño, estáis en el punto de mira. Se os disuadirá de la verdad. Pero creéis y confiáis. Os agradezco vuestra buena disposición. En los últimos 12 años me habéis seguido voluntariamente, habéis repetido mis palabras y también habéis realizado obras de amor. Siempre has estado ahí para consolarme. Nunca has dicho: «Padre, es demasiado duro para nosotros, vamos por otro camino, el más fácil». Tú has elegido éste, mi camino más difícil, y también lo has recorrido con valentía. Por eso os fortaleceré especialmente, mis queridos hijos, hoy, en este día. Cuánto amor me habéis demostrado creyendo y confiando, incluso entonces, cuando os resulta inexplicable lo que os exijo.
Este grave sufrimiento que lleva sobre sí Mi amada hija Catalina es una aflicción de amor. Mi amada hija Ana, últimamente has llorado lágrimas amargas, pero confías, y eso es lo más importante. ¿No te he dicho que puedo obrar milagros? ¿No te he dicho que es amor-sufrimiento, y amor-sufrimiento significa el sufrimiento más severo. Lo que no comprendéis, lo que no ocurre según vuestros deseos, sino según mi plan y mi voluntad, no podéis comprenderlo, porque Yo Estoy en la previsión, en el presente y en el pasado. Yo Soy el camino, la verdad y la vida. Sólo tienes vida a través de mí. Si no crees, estás apartado de Mí, el Dios Trino, estás en la falsedad y te persigue mucho el mal. Que te rodea y puede devorarte si no quieres volver atrás en el tiempo. Depende de tu voluntad. ¿No crees que ahora puedo exigirte lo más difícil? ¿No es el sufrimiento mundano lo más difícil? tú, Mi pequeña, no puedes comprender este sufrimiento y Me preguntas: «padre, ¿por qué me pides esto? Di «Sí padre» (Ana dice: «Sí, padre») para que Yo esté contigo en este momento tan duro. Debes confiar en Mí y continuar Mi camino, entonces no te ocurrirá nada.
Mi séquito, con más de 50 personas, que creen y rezan, está detrás de ti y de tu pequeño grupo, que consta de cuatro personas, y esta cuarta persona está ahora gravemente enferma, ha sido operada de urgencia y está en cuidados intensivos en el hospital.
Rezad por ella y creed y confiad en vuestro queridísimo Padre, que lo sabe todo y puede ver en vuestras almas. Qué difícil es, puede sobre todo vuestra queridísima madre, que ha cargado sobre sí el sufrimiento más pesado para todo el mundo, medirlo. Y ahora este sufrimiento del mundo también ha llegado a vosotros, y lo habéis tomado sobre vosotros, voluntariamente, según mi plan. Continuad por este camino. No miréis hacia atrás, sino hacia delante. Cada día es un regalo mío. ¡Cree en ello! Tu Padre Celestial sabe todo lo que pides. Te lo concedo. No te tocarán porque te amo, porque nunca te dejaré sola en este sufrimiento. Te harás más fuerte y nunca te rendirás. Tu querida madre te toma en sus brazos, como una madre. Te lleva con ella. Te envía muchos ángeles que te rodean y te apoyan.
Es el tiempo más difícil, el tiempo del Anticristo, el tiempo de la persecución, del desprecio. Te quitarán tu honor. Quieren encerrarte en la cárcel. Quieren encadenarte para que tu lengua ya no proclame la verdad. Pero Yo, el Padre celestial, estoy detrás de todo porque crees y confías, y porque me amas. Me demuestras tu amor. Y este amor lo reconozco en grado sumo. Te abrazo hoy, en este primer día de mayo, día de gracia. ¿Creéis que os amo inconmensurablemente en este sufrimiento? Cuánto debo sufrir Yo, el Padre Celestial, en este mundo. Me desprecian. Me hacen a un lado. Sí, este sufrimiento de la cruz se me impone de nuevo. Estoy siendo crucificado, y eso por mis queridos hijos sacerdotes. Estáis aquí para consolarme, y por ello os doy las gracias y os amo aún más.
Os bendigo ahora con todos los ángeles y santos, especialmente con vuestra queridísima Madre Celestial, la Madre y Reina Tres Veces Admirable de la Victoria, la Reina del Rosario de Mellatz y la Reina de la Rosa de Heroldsbach, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Eres amado desde la eternidad. Cree, confía y permanece en este amor. Amén.
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